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"Señor presidente, hace poco más de sesenta años, el 25 de marzo de 1957, los europeos firmaron el Tratado de Roma y plantaron la semilla de la Unión. Ha sido, sin duda, la etapa de mayor paz, prosperidad y estabilidad al eliminar todas las divisiones y violencia del pasado.
Quedan todavía y están en vigor las palabras de Robert Schuman, cuando decía que Europa no se haría de una sola vez ni con una obra de conjunto, sino que se haría poco a poco, con pequeñas realizaciones que fueran cultivando el valor de la solidaridad.
En aquel momento, los padres fundadores tenían claro cuál era el objetivo: no tenían planos para construir Europa, pero tenían un retrovisor muy potente con el que nos enseñaron quiénes eran los jinetes del apocalipsis europeo: el nacionalismo, el genocidio, el racismo, la xenofobia, las guerras, el totalitarismo.
Hoy, Europa ha cambiado; ha envejecido. Recibimos más gente, pero también despedimos a otros. El mercado laboral tiene la cara del paro, que preocupa muchísimo. Hay retos como la inmigración, la seguridad, la energía, la economía, la defensa...
Es una Europa compleja y una Europa llena de contrastes; tenemos el reto de lo que supone la riqueza de la diversidad al mismo tiempo que el desafío de la integración social.
Y hoy el reto es estar unidos y el reto es que dotemos a los valores de la democracia, la libertad y el progreso de verdadero contenido, ese contenido del que los dotaron los padres de Europa.
Pero para eso hay que creérselo, no solamente decirlo. Hay que hacerlo con palabras y con hechos."@es2
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