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"Señora presidenta, señorías, el informe que vamos a discutir esta noche, y a votar mañana, trata de relacionar las tecnologías de la comunicación con la democracia. Puede parecer una ecuación extraña, pero no lo es.
La idea que sustenta el informe trata de establecer las mejoras que nuestra democracia podría adquirir en virtud de las tecnologías de la comunicación, entendiendo que nuestra democracia, efectivamente, está sufriendo, en los últimos años en particular —yo diría con la crisis económica más concretamente—, un desafecto; yo no sé si un descrédito, pero sí una cierta lejanía de los ciudadanos para con las instituciones públicas.
Esto nos preocupa, y la idea es saber si, efectivamente, las redes, las tecnologías de la comunicación, podrían ayudarnos a mejorar esa relación, entendiendo que esa brecha, esa distancia entre ciudadanos y política se ha hecho cada vez más grande, en función de la complejidad de los temas que la gobernanza plantea; en virtud de la crisis económica, que ha trasladado a determinadas instituciones económicas, al margen de la democracia misma, la capacidad de decisión sobre las vidas de las gentes; y, en general, por los fenómenos de descrédito político que los partidos y algunos representantes en algunos países, en virtud de la corrupción, por ejemplo, han ido generando.
Este estado de cosas nos preocupa y la reflexión que nos traía a cambio era la idea de que había que aprovechar las tecnologías de la comunicación para darle un sentido, yo no diría nuevo, pero sí más positivo a esa relación entre ciudadanía y democracia. El balance del informe, lógicamente, parte de considerar que esto es posible, que las tecnologías están para ayudarnos, no para lo contrario.
Y, en ese sentido, destacamos la importancia que, por ejemplo, podrían tener las tecnologías de la comunicación, y tienen ya en la gobernanza electrónica, en relación con lo que es la relación entre ciudadano y administración pública, a la hora de —pongamos— establecer su relación fiscal, a la hora de acceder a los servicios públicos. Hay toda una gobernanza electrónica que tiene que servir para mejorar esa relación.
Hay una oportunidad de que la participación electrónica ayude a que los ciudadanos participen más en la deliberación de los procesos democráticos, en las consultas que los gobernantes pueden hacerles a los ciudadanos sobre los impactos de determinadas medidas, en el
—la posibilidad de votar en línea—, en los partidos políticos y su relación con sus afiliados, con sus simpatizantes y con sus ciudadanos.
Por tanto, hay un enfoque positivo de la idea de que las tecnologías pueden ayudarnos a enriquecer la democracia y a acercarla a los ciudadanos. Pero hay, también, una mirada prudente sobre estos efectos. No es una democracia alternativa, se dice en el informe. No podemos ser tan ingenuos de creer que vamos a inventar una democracia nueva sobre la base de la democracia directa, puesto que las tecnologías, aunque facilitan esa posibilidad, realmente no sustituyen al sistema de la democracia representativa.
Es prudente, porque el informe advierte de que hay riesgos. Hay riesgo en el acceso digital a las plataformas de participación, que tienen que ser equitativas para que todo el mundo pueda acceder; es el riesgo de la privacidad, de asegurar los derechos de los individuos para que sean garantizados sus derechos. Todo este conjunto de situaciones nos reclama, pues, un informe que ha sido aprobado mayoritariamente por toda la Cámara."@es2
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