Local view for "http://purl.org/linkedpolitics/eu/plenary/2011-07-05-Speech-2-631-000"
Predicate | Value (sorted: default) |
---|---|
rdf:type | |
dcterms:Date | |
dcterms:Is Part Of | |
dcterms:Language | |
lpv:document identification number |
"en.20110705.38.2-631-000"6
|
lpv:hasSubsequent | |
lpv:speaker | |
lpv:spoken text |
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@es21
|
lpv:spokenAs | |
lpv:translated text |
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@cs1
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@da2
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@de9
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@el10
"Madam President, Commissioner. Mrs Sommer, the shadow rapporteurs, the Hungarian Presidency and the Commission have come to a good agreement with regard to this Regulation which is so important for consumers and the food industry. Many congratulations to all of them.
As consumers, of course, we want comprehensive information about everything we eat. However, to put this information on the packaging is no mean feat and we must find a balance in everything. We must also find a cost-benefit balance as we cannot overlook the fact that the information on the labelling, depending on the nature of that information, makes the product more expensive. Someone has to pay that cost.
If the consumer does not pay it then many small and medium-sized enterprises (SMEs) will have to quit the market as they cannot compete with large companies that can pay this additional cost.
I believe that this balance has been achieved and we have to be satisfied. We have to be satisfied with regard to country of origin labelling, for example. It was already foreseen that, where confusion may arise, the origin of products should be labelled. Furthermore, it is permitted that this labelling may be done voluntarily.
With regard to processed products containing several ingredients, it is not easy to determine what the main ingredient is. Therefore, another solution other than that adopted would raise implementation problems because of the economic cost and administrative complexity for the companies, without bringing the consumer any clear additional benefit.
Also in this context, I agree that this legislation should not be applied to alcohol products as all these products already have comprehensive legislation concerning labelling, and everyone knows that when you drink an alcohol product you are consuming alcohol and that it has calories.
In short, all of this is important but, above all, it is very important to educate consumers so that they are able to absorb all this information."@en4
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@et5
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@fi7
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@fr8
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@hu11
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@it12
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@lt14
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@lv13
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@mt15
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@nl3
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@pl16
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@pt17
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@ro18
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@sk19
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@sl20
"Señora Presidenta, señor Comisario, la señora Sommer, los ponentes en la sombra, la Presidencia húngara y la Comisión han llegado a un buen acuerdo sobre este Reglamento que es tan importante para los consumidores y para la industria alimentaria. Muchas felicidades a todos ellos.
Como consumidores, lógicamente, queremos una información exhaustiva sobre todo lo que comemos, pero poner esta información en los envases no es una tarea nada fácil y en todo hay que buscar un equilibrio. Y hay que buscar el equilibrio coste/beneficio, porque no podemos olvidar que la información en el etiquetado –y según de qué información se trata– encarece el producto. Y alguien tiene que pagar ese coste.
Y, si no lo paga el consumidor, muchas empresas medianas y pequeñas tienen que salir del mercado porque no pueden competir con las grandes, que sí pueden pagar ese coste adicional.
Creo que este equilibrio se ha conseguido y tenemos que sentirnos satisfechos. Por ejemplo, en cuanto al etiquetado del país de origen. Ya estaba previsto que, en caso de confusión, se etiquetase el origen de los productos. Y, además, se permite este etiquetado se haga voluntariamente.
En cuanto a los productos transformados con varios ingredientes, no es fácil determinar cuál es el ingrediente principal de todos ellos. Por lo tanto, otra solución diferente de la que se ha adoptado plantearía problemas de aplicación por el coste económico y la complejidad administrativa para las empresas, sin aportar ningún beneficio adicional claro para el consumidor.
También en este contexto estoy de acuerdo en que no se aplique esta legislación para los productos alcohólicos, puesto que todos los productos alcohólicos tienen ya una legislación muy exhaustiva sobre su etiquetado y todo el mundo sabe que cuando bebe un producto alcohólico consume alcohol, que tiene calorías.
En definitiva, todo es importante, pero, sobre todo, es muy importante la educación del consumidor para digerir toda esta información."@sv22
|
lpv:unclassifiedMetadata |
"Pilar Ayuso (PPE ). -"18,5,20,15,1,19,14,16,11,22,7,2,10,3,13,21,9,17,12,8
|
lpv:videoURI |
Named graphs describing this resource:
The resource appears as object in 2 triples