Local view for "http://purl.org/linkedpolitics/eu/plenary/2004-09-15-Speech-3-151"
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Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no solo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no solo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, este ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@es20
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"Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no sólo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no sólo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, éste ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@cs1
"Hr. formand, for det første vil jeg gerne takke alle medlemmerne for deres bidrag til forhandlingen, nogle gange med støtte, nogle gange med kritisk støtte og andre gange kun med kritik.
Forhandlingen - og det har rådsformanden, hr. Zalm, også sagt - skal føre os, og det er jeg sikker på den vil, til, at vi til november i forbindelse med den anden analyse, som Økofin-rådet skal lave af tilpasningen og forbedringen af stabilitets- og vækstpagten, får en endnu større grad af enighed og konsensus mellem medlemsstaterne, på rådsniveau, og mellem Rådet og Kommissionen, end den meget betydelige grad af enighed, der allerede er kommet til udtryk sidste weekend.
Der er formentlig brug for ændringer af reglerne, men så få som mulig. Men under alle omstændigheder skal prøvestenen i diskussionen ikke være, om en artikel, en forskrift, eller et afsnit i en forordning skal ændres. Prøvestenen skal være, om bevæggrunden for at ændre en forordning er blevet aftalt, om den er fornuftig og om den er i overensstemmelse med vores målsætninger om budgetstabilitet, om at fastholde en ramme for økonomisk og skattemæssig styring, og om denne ramme hjælper os med at fastholde stabiliteten og væksten i Den Økonomiske og Monetære Union.
Endelig, hr. formand, vil jeg komme med et par ord om en sag, der er blevet refereret i mange indlæg fra Frankrig og Tyskland. Domstolens dom af den 13. juli gav grundlæggende Kommissionen ret. Rådet kunne ikke handle, som det gjorde i november sidste år. Nu skal vi anvende traktaten i overensstemmelse med Domstolens fortolkning. Rådet må nødvendigvis respektere Kommissionens initiativret. Kommissionen skal overvåge traktaterne, og derfor skal den påse, at traktaternes regler bliver overholdt og videreudviklet i den gældende stabilitets- og vækstpagt. Det er vi forpligtet til, og vi vil handle på basis af Domstolens dom.
Hvordan vil vi handle? Vi vil følge udviklingen i de offentlige finanser i mange medlemsstater meget tæt, men i særdeleshed i Frankrig og Tyskland i regnskabsåret 2004. Det samme gælder de finanslovsforslag, som de to regeringer er begyndt at udarbejde, og som de forelægger til behandling i deres respektive parlamenter inden udgangen af året.
Ved udgangen af oktober vil Kommissionen, når den kender indholdet i de budgetpolitikker, som de to regeringer formelt forelægger, og mens den afventer en endelig beslutning i de respektive parlamenter, offentliggøre sin vurdering og sine økonomiske overslag, og vi vil vurdere, hvordan det offentlige underskud i Frankrig og Tyskland vil udvikle sig i 2004 - det kunne vi sige meget præcist allerede nu, men jeg foretrækker at vente til oktober - samt vores vurdering for 2005.
Med udgangspunkt i Kommissionens økonomiske overslag og i den præcise information, vi får i de kommende uger med offentliggørelsen af vurderingerne af det reelle og konkrete indhold i de to landes budgetpolitikker for 2005, vil Kommissionen under anvendelse af sin initiativret og det deraf følgende ansvar informere Rådet om sit forslag. Rådet skal naturligvis træffe de fornødne beslutninger i et godt samarbejdsklima, men det skal selvfølgelig ske med fuld respekt for de principper og regler, der er fastsat i traktaterne og i de gældende forordninger om budgetstabilitet.
Alle disse bidrag er yderst nyttige for mig i mit fremtidige virke som kommissær, bl.a. med ansvar for at gennemføre tilpasningen og forbedringen af stabilitets- og vækstpagten og den økonomiske styring i almindelighed, og de er også særdeles nyttige, når Parlamentet skal videreformidle argumenter og målsætninger for et så vigtigt område som økonomien i EU's medlemsstater og i det samlede EU til offentligheden.
Jeg vil gerne gentage - det gjorde jeg også i mit første indlæg, og det er kommet til udtryk i flere af Deres indlæg, men jeg vil gerne gentage det i mit sidste indlæg - at traktaten ikke er til diskussion, ej heller det, der står i traktaten om offentlige finanser og budgetstabilitet. Grænsen på 3 % af BNP for de offentlige underskud i de medlemsstater, der er medlem af Den Økonomiske og Monetære Union, og grænsen på 60 % for den offentlige gæld i forhold til BNP gælder stadig. De lande, der ikke overholder disse grænser, er forpligtet til at gøre det.
Det er ikke kun en tilfældighed, at de fortsat er gældende, men fordi et af Den Økonomiske og Monetære Unions mål nødvendigvis skal være budgetstabilitet som en absolut forudsætning for effektiviteten af den utrolig vigtige politiske beslutning, vi traf, da vi søsatte Den Økonomiske og Monetære Union, og i særdeleshed indførelsen af den fælles mønt. Og det er fortsat nødvendigt at bevare målet om budgetstabilitet og referenceværdierne ved hjælp af et system af regler, som det er blevet nævnt flere gange under forhandlingen.
Men det er også nødvendigt at huske på, at det endelige mål for Den Økonomiske og Monetære Union, og for de økonomiske politikkers budgetmæssige stabilitet, er at sikre mere vækst og mere velfærd for nogle af vores borgere. Og der er flere af Dem, der har sagt, at forhandlingen om en reform af pagten endog til en vis grad kan påvirke vores mønts, euroens stabilitet. Det tror jeg ikke, hvis forhandlingen finder sted inden for de rammer, vi fastsatte i Rådet i sidste weekend, og som dagens forhandling i Parlamentet også har fundet sted inden for.
Til gengæld tales der om, at euroområdet og EU som helhed vokser mindre end andre områder i verden. Vi har mere stabilitet takket være de beslutninger, vi har truffet inden for rammerne af Den Økonomiske og Monetære Union, men vi har mindre vækst. Og det er vi nødt til at finde et svar på, ikke kun med det instrument, vi har i stabilitets- og vækstpagten, men også ved at genlæse, revidere og tilpasse pagten og bibringe den mere økonomisk rationalitet, idet vi skal være opmærksomme på forskellighederne i et EU med 25 medlemmer efter udvidelsen, og ved at være opmærksomme på, at traktaten også taler om behovet for at fastholde holdbare offentlige finanser og ikke kun om at fastholde og overvåge budgetbalancen i det enkelte regnskabsår ved at overvåge det offentlige underskud. Vi skal også være opmærksomme på, at stabilitets- og vækstpagten i den tid, den har været anvendt, har mistet troværdighed, fordi de gældende regler ikke altid er blevet vedtaget og anvendt af den institution, der i sidste instans bør gøre det, nemlig Rådet.
Vi skal derfor styrke pagten, budgetovervågningsrammen og vores instrumenter til økonomisk styring. Hvordan skal vi gøre det? Med mere fleksibilitet eller mere strenghed? Med begge dele.
På nogle områder skal vi være mere fleksible, for erfaringerne viser, at den manøvremargen, som en rimelig fortolkning af de regler, vi selv besluttede, giver os, ikke er tilstrækkelig til at kunne tage højde for meget kraftfulde argumenter, der udspringer af økonomisk rationalitet, og af den konkrete økonomiske situation i et land på et givet tidspunkt. Og på andre områder skal vi være strengere, f.eks. i forbindelse med vores opfølgning på udviklingen af den offentlige gæld eller i forbindelse med mekanismerne til gennemførelse af pagten, såvel dens forebyggende som korrigerende foranstaltninger i mekanismen vedrørende uforholdsmæssigt store underskud. Vi skal tage højde for den økonomiske cyklus, vi skal fastholde princippet om ligebehandling af alle landene - og det er en opgave, som Kommissionen i særlig grad kan identificere sig med - og sikre en bedre overholdelse. Vi skal sørge for en højere grad af sammenkædning af stabilitets- og vækstpagtinstrumentet med de øvrige instrumenter til økonomisk styring - som det er blevet nævnt i mange af eftermiddagens indlæg - med Lissabon-dagsordenens økonomiske vækstmål, der skal gøre EU's Økonomiske og Monetære Union til det mest konkurrencedygtige område i verden, og samtidig det område, der har den største grad af social samhørighed og miljømæssig bæredygtighed.
Er der brug for en forhandling til det? Det mener Kommissionen helt klart. Skal denne forhandling finde sted inden for visse grænser? Naturligvis, og det fastslås også i Kommissionens meddelelse. Skal vi søge samarbejde og en større grad af konsensus i vores dialog og samarbejde med Rådet? Jeg synes, at det er en nødvendighed, vi ikke kan se bort fra."@da2
".
Herr Präsident, ich möchte zunächst allen Abgeordneten danken, die einen Beitrag zu dieser Aussprache geleistet und dabei ihre Unterstützung oder kritische Unterstützung bekundet oder bisweilen einfach nur Kritik geäußert haben.
Wie bereits Herr Zalm als amtierender Ratspräsident sagte, muss und – wie ich meine – wird die Debatte im November nach der zweiten Analyse der Anpassung und Verbesserung des Stabilitäts- und Wachstumspaktes durch den Ecofin ein Maß an Einvernehmlichkeit und an Konsens zwischen den Mitgliedstaaten auf der Ebene des Rates und zwischen Rat und Kommission bewirken, das noch größer sein wird, als die beachtliche Übereinstimmung, die am letzten Wochenende demonstriert wurde.
Es wird nötig sein, die Vorschriften zu ändern, allerdings möglichst geringfügig. Das Kriterium darf dabei jedoch nicht sein, ob ein Artikel, ein Absatz oder ein Punkt einer Regelung abgeändert werden sollte. Kriterium muss vielmehr sein, ob der Grund, weshalb eine Änderung notwendig geworden ist, abgestimmt wurde, vernünftig ist und sich im Einklang mit unseren Zielen der Haushaltsstabilität, der Aufrechterhaltung eines Rahmens der finanzpolitischen Steuerung und der Economic Governance und der Wahrung der Stabilität und des Wachstums der europäischen Wirtschafts- und Währungsunion durch diesen Rahmen befindet.
Abschließend, Herr Präsident, noch eine Anmerkung zu dem in zahlreichen französischen und deutschen Beiträgen angesprochenen Punkt. Mit seinem Urteil vom 13. Juli hat der Gerichtshof im Wesentlichen der Europäischen Kommission Recht gegeben. Der Rat war zu den im November letzten Jahres ergriffenen Maßnahmen nicht berechtigt. Wir müssen den Vertrag jetzt so umsetzen, wie ihn der Gerichtshof interpretiert hat. Dem Rat bleibt nichts weiter übrig, als das Initiativrecht der Kommission zu respektieren. Als Hüterin der Verträge ist es die Pflicht der Kommission, für die Einhaltung der Bestimmungen der Verträge und deren Umsetzung mittels des in Kraft befindlichen Stabilitäts- und Wachstumspaktes zu sorgen, und dazu sind wir entschlossen, und wir werden uns dabei vom Urteil des Gerichtshofs leiten lassen.
Welche Maßnahmen werden wir ergreifen? Wir verfolgen sehr genau die Entwicklung der öffentlichen Finanzen in vielen Mitgliedstaaten, vor allem aber in diesem Jahr in Frankreich und Deutschland. Wir verfolgen die Erarbeitung der Haushaltspläne beider Regierungen, die sie ihrem jeweiligen Parlament in den nächsten Monaten bis Jahresende zur Erörterung vorlegen werden.
Ende Oktober, wenn wir den Inhalt der von beiden Regierungen offiziell verkündeten Haushaltspolitik kennen werden und während die endgültige Entscheidung der beiden Parlamente noch aussteht, wird die Kommission ihre Schätzung und wirtschaftlichen Vorhersagen veröffentlichen, und wir werden abschätzen, wie sich die öffentliche Verschuldung in Frankreich und Deutschland im Jahre 2004 voraussichtlich entwickeln wird. Wir könnten schon jetzt eine recht genaue Schätzung vornehmen, aber ich möchte lieber bis Oktober warten. Außerdem werden wir unsere Schätzung für 2005 vorlegen.
Ausgehend von den Wirtschaftsprognosen der Kommission und den präzisen Informationen, die uns nach Veröffentlichung der Bewertungen des tatsächlichen Inhalts der von beiden Ländern für 2005 beschlossenen Haushaltspolitik vorliegen werden, wird die Kommission in umfassender Wahrnehmung ihres Initiativrechts und ihrer Pflicht den Rat über ihren Vorschlag informieren. Der Rat wird die entsprechenden Beschlüsse natürlich in einem Klima der Zusammenarbeit fassen müssen. Selbstverständlich hat dies unter strengster Beachtung der Grundsätze und Bestimmungen zu erfolgen, die in den Verträgen sowie in den für die Haushaltsstabilität geltenden Regelungen verankert sind.
All diese Beiträge werden für die Ausübung meiner künftigen Pflichten als Kommissar mit Verantwortung für diese Abstimmung und Verbesserung des Stabilitäts- und Wachstumspaktes und der Economic Governance allgemein sehr wichtig sein, sofern mir diese Aufgabe zufällt. Sie scheinen mir auch insofern äußerst wichtig zu sein, als sie dem Parlament helfen werden, der Öffentlichkeit Argumente und Zielvorstellungen zu so bedeutenden Fragen wie der Wirtschaft der Mitgliedstaaten der Union und der Europäischen Union insgesamt zu vermitteln.
Ich möchte noch einmal feststellen, was ich bereits in meinem ersten Beitrag sagte und was in verschiedenen Beiträgen von Ihnen zum Ausdruck kam, aber ich möchte das in meiner abschließenden Rede nochmals wiederholen: der Vertrag steht nicht in Frage und ebenso wenig das, was er über öffentliche Finanzen und Haushaltsstabilität aussagt. Die Grenze von 3 % des BIP für das öffentliche Defizit der Mitgliedstaaten der Wirtschafts- und Währungsunion und die Grenze von 60 % des BIP für die Gesamtverschuldung bleiben in Kraft. Die Länder, die sich nicht an diese Grenzen halten, sind dennoch dazu verpflichtet.
Dafür gibt es einen guten Grund, denn die Haushaltsstabilität muss eines der Ziele der Wirtschafts- und Währungsunion bleiben, bildet sie doch die unabdingbare Voraussetzung dafür, dass die äußerst wichtige politische Entscheidung, die wir trafen, als wir die Wirtschafts- und Währungsunion ins Leben riefen und vor allem die Gemeinschaftswährung schufen, wirksam umgesetzt werden kann. Und es gilt nach wie vor, mit einem Regelwerk am Ziel der Haushaltsstabilität und an den festgelegten Referenzwerten festzuhalten, wie im Verlaufe der Aussprache vielfach zum Ausdruck kam.
Uns muss aber auch bewusst sein, dass letztlich das Ziel der Wirtschafts- und Währungsunion, der Haushaltsstabilität, der Wirtschaftspolitik, darin besteht, mehr Wachstum und Wohlstand für unsere Bürger zu garantieren. Und einige von Ihnen haben die Ansicht geäußert, dass die Debatte über die Reformierung des Paktes sogar in gewisser Weise die Stabilität unserer Währung, des Euro, beeinträchtigen könnte. Dazu wird es meiner Ansicht nach nicht kommen, solange die Debatte innerhalb der Grenzen erfolgt, die wir dafür am letzten Wochenende im Rat und in der heutigen Aussprache im Parlament gesetzt haben.
Angesprochen wurde die Tatsache, dass der Euroraum und die Europäische Union insgesamt ein niedrigeres Wachstum aufweisen als andere Teile der Welt. Wir verfügen dank der Beschlüsse, die wir im Rahmen der Wirtschafts- und Währungsunion gefasst haben, über mehr Stabilität, aber wir haben weniger Wachstum. Und das ist die Antwort, die wir finden müssen, und zwar nicht nur über das Instrument des Stabilitäts- und Wachstumspaktes, sondern indem wir ihn erneut studieren, überprüfen und anpassen, ihn wirtschaftlich vernünftiger gestalten, den heterogenen Charakter einer mit der Erweiterung auf 25 Staaten angewachsenen Europäischen Union berücksichtigen, indem wir bedenken, dass der Vertrag von der Notwendigkeit der Wahrung der Tragfähigkeit der öffentlichen Finanzen spricht und nicht lediglich die Gewährleistung eines ausgeglichenen Haushalts in jedem Finanzjahr fordert, indem wir das öffentliche Defizit im Auge behalten und berücksichtigen, dass die Glaubwürdigkeit des Stabilitäts- und Wachstumspaktes mit den Jahren gelitten hat, weil der Rat als zuständiges Gremium die geltenden Bestimmungen nicht immer konsequent durchgesetzt hat.
Deshalb müssen wir den Pakt, den Rahmen für die Haushaltsüberwachung und unser Instrumentarium für die Economic Governance stärken. Und wie soll das geschehen? Mit mehr Flexibilität oder Strenge? Mit beiden.
In bestimmten Fragen müssen wir flexibler sein, denn die Erfahrung zeigt, dass der Spielraum, den uns eine sinnvolle Auslegung der von uns beschlossenen Regeln gestattet, für die Berücksichtigung der sehr schlagkräftigen Argumente nicht ausreicht, die sich aus der wirtschaftlichen Vernunft, aus der konkreten wirtschaftlichen Situation eines Landes zu einem bestimmten Zeitpunkt ergeben. Bei anderen Punkten müssen wir strenger vorgehen. Das betrifft beispielsweise die Überwachung der Entwicklung des öffentlichen Schuldenstands oder die Mechanismen für die Anwendung des Paktes, und zwar sowohl der präventiven als auch der korrektiven Mechanismen bei einem übermäßigen Defizit. Wir müssen den Konjunkturzyklus berücksichtigen, die Gleichbehandlung jedes einzelnen Landes gewährleisten – diese Aufgabe liegt der Kommission ganz besonders am Herzen – und strenger auf die Einhaltung der Vorgaben achten. Und wir müssen – wie viele meiner Vorredner heute Nachmittag feststellten – den Pakt besser mit anderen Instrumenten der Economic Governance, der Lissabonner Agenda und den Wirtschaftswachstumszielen verknüpfen, damit sich die eine Wirtschafts- und Währungsunion bildende Europäische Union zum wettbewerbsfähigsten Raum der Welt entwickelt, der gleichzeitig beste Bedingungen für den sozialen Zusammenhalt und eine dauerhaft umweltgerechte Entwicklung bietet.
Erfordert dies eine Debatte? Nach Ansicht der Kommission auf jeden Fall. Sollte diese Debatte innerhalb bestimmter Grenzen stattfinden? Selbstverständlich. Das ist in der Mitteilung der Kommission vorgesehen. Müssen wir uns in unserem Dialog und unserer Zusammenarbeit mit dem Rat um Einvernehmlichkeit und einen größtmöglichen Konsens bemühen? Das ist meines Erachtens unerlässlich."@de9
"Κύριε Πρόεδρε, πρώτον θα ήθελα να ευχαριστήσω όλους τους αξιότιμους συναδέλφους που συνέβαλαν στην παρούσα συζήτηση, προσφέροντας μερικές φορές τη στήριξή τους, άλλες φορές την κριτική τους στήριξη και, άλλες φορές πάλι, απλώς τις επικρίσεις τους.
Η συζήτηση –το είπε και ο Προεδρεύων του Συμβουλίου, κ. Zalm– οφείλει να μας οδηγήσει, και εγώ πιστεύω ότι θα μας οδηγήσει, τον Νοέμβριο στη δεύτερη ανάλυση που θα κάνει το Ecofin για την αναπροσαρμογή και τη βελτίωση του Συμφώνου Σταθερότητας και Ανάπτυξης, σε ένα επίπεδο συμφωνίας και συναίνεσης μεταξύ των κρατών μελών, σε επίπεδο Συμβουλίου, και μεταξύ του Συμβουλίου και της Επιτροπής, το οποίο θα είναι ακόμη υψηλότερο από το αξιοσημείωτο επίπεδο συμφωνίας που επιτεύχθηκε την προηγούμενη εβδομάδα.
Θα απαιτηθούν αλλαγές στους κανόνες, αλλά όσο το δυνατόν λιγότερες. Εν πάση περιπτώσει, η λυδία λίθος της συζήτησης δεν πρέπει να είναι κατά πόσον πρέπει η όχι να αλλάξουμε ένα άρθρο, ένα εδάφιο, ή μία παράγραφο ενός κανονισμού. Η λυδία λίθος θα είναι το κατά πόσον υπάρχει συμφωνία για τον λόγο που είναι απαραίτητο να αλλάξουμε αυτό τον κανονισμό, για το αν είναι λογικός και σε συμφωνία με τους στόχους μας για δημοσιονομική σταθερότητα, ώστε να διατηρήσουμε ένα πλαίσιο φορολογικής και οικονομικής διακυβέρνησης και κατά πόσο αυτό το πλαίσιο μας χρησιμεύει για τη διατήρηση της σταθερότητας και της ανάπτυξης της Οικονομικής και Νομισματικής Ένωσης.
Και τέλος, κύριε Πρόεδρε, ένα ακόμη σχόλιο για το θέμα το οποίο έχει αναφερθεί σε πολλές παρεμβάσεις της Γαλλίας και της Γερμανίας. Η απόφαση του Ευρωπαϊκού Δικαστηρίου της 13ης Ιουλίου βασικά δικαιώνει την Ευρωπαϊκή Επιτροπή. Το Συμβούλιο δεν είχε τη δικαιοδοσία να ενεργήσει όπως ενήργησε τον προηγούμενο Νοέμβριο. Τώρα οφείλουμε να εφαρμόσουμε τη Συνθήκη όπως την ερμήνευσε το Ευρωπαϊκό Δικαστήριο. Το Συμβούλιο δεν έχει άλλη επιλογή από το να σεβαστεί το δικαίωμα της πρωτοβουλίας της Επιτροπής. Η Επιτροπή είναι ο θεματοφύλακας των Συνθηκών και, ως εκ τούτου, οφείλει να διαφυλάξει τη συμμόρφωση προς τους κανόνες των Συνθηκών και την εφαρμογή τους μέσω του ισχύοντος Συμφώνου Σταθερότητας και Ανάπτυξης και δεσμευόμαστε ότι θα το πράξουμε και ότι θα ενεργούμε βάσει της απόφασης του Ευρωπαϊκού Δικαστηρίου.
Πώς πρόκειται να ενεργήσουμε; Παρακολουθούμε εκ του σύνεγγυς την εξέλιξη των δημόσιων οικονομικών αρκετών κρατών μελών αλλά ιδιαίτερα της Γαλλίας και της Γερμανίας κατά τη διάρκεια του 2004, και τους προϋπολογισμούς που και οι δύο χώρες έχουν αρχίσει να καταρτίζουν και τους οποίους θα υποβάλουν προς συζήτηση τους ερχόμενους μήνες στα κοινοβούλιά τους, πριν από το τέλος του χρόνου.
Στα τέλη Οκτωβρίου, όταν θα γνωρίζουμε το περιεχόμενο της δημοσιονομικής πολιτικής των δύο κυβερνήσεων που θα ανακοινωθεί επισήμως και θα αναμένουμε την τελική απόφαση των κοινοβουλίων τους αντιστοίχως, η Επιτροπή θα δημοσιεύσει τις εκτιμήσεις και τις οικονομικές προβλέψεις της και θα εκτιμήσουμε πώς μπορεί να εξελιχθεί το δημόσιο χρέος στη Γαλλία και τη Γερμανία το 2004 –στην πραγματικότητα είμαστε σε θέση να δώσουμε μία ακριβή εκτίμηση τώρα, αλλά θα προτιμούσα να περιμένω μέχρι τον Οκτώβριο– καθώς και την εκτίμησή μας για το 2005.
Με βάση τις οικονομικές προβλέψεις της Επιτροπής και τις ακριβείς πληροφορίες που θα διαθέτουμε τις εβδομάδες που θα ακολουθήσουν τη δημοσίευση αυτών των αξιολογήσεων του πραγματικού και συγκεκριμένου περιεχομένου των δημοσιονομικών πολιτικών που έχουν συμφωνηθεί και από τις δύο χώρες για το 2005, η Επιτροπή, χρησιμοποιώντας το δικαίωμα πρωτοβουλίας της και εκπληρώνοντας πλήρως το καθήκον της, θα πει στο Συμβούλιο ποια είναι η πρότασή της. Το Συμβούλιο θα πρέπει να πάρει τις προσήκουσες αποφάσεις, βέβαια σε κλίμα συνεργασίας, αλλά φυσικά τηρώντας στον μέγιστο βαθμό τις αρχές και τους κανόνες που έχουν περιληφθεί στις Συνθήκες και στους κανονισμούς που ισχύουν στον τομέα της δημοσιονομικής σταθερότητας.
Όλες αυτές οι συμβολές θα είναι εξαιρετικά χρήσιμες κατά τη μελλοντική άσκηση των καθηκόντων μου ως Επιτρόπου υπεύθυνου να προάγω περαιτέρω, στον βαθμό που μου αναλογεί, αυτή την προσαρμογή και βελτίωση του Συμφώνου Σταθερότητας και Ανάπτυξης και την οικονομική διακυβέρνηση εν γένει, και μου φαίνονται εξαιρετικά χρήσιμες όσον αφορά τη γνωστοποίηση των επιχειρημάτων και των στόχων για ένα θέμα τόσο σημαντικό όπως η οικονομία των κρατών μελών της Ένωσης και της Ευρωπαϊκής Ένωσης στο σύνολό της, από το Κοινοβούλιο στην κοινή γνώμη.
Θα ήθελα να επαναλάβω ακόμη μία φορά –το έκανα ήδη στην αρχική μου ομιλία, και έχει ειπωθεί σε αρκετές από τις δικές σας παρεμβάσεις, αλλά θέλω να το επαναλάβω και σε αυτή την τελική ομιλία– ότι δεν αμφισβητείται η Συνθήκη, ούτε αυτά που προβλέπονται στη Συνθήκη για τα δημόσια οικονομικά και τη δημοσιονομική σταθερότητα. Εξακολουθεί να ισχύει το όριο του 3% του ΑΕΠ για τα δημόσια ελλείμματα των κρατών μελών της Οικονομικής και Νομισματικής Ένωσης και το όριο του 60%, σε σχέση με το ΑΕΠ, για το δημόσιο χρέος. Οι χώρες που δεν συμμορφώνονται προς αυτά τα όρια είναι υποχρεωμένες να το πράξουν.
Δεν εξακολουθούν να ισχύουν τυχαία, αλλά επειδή ένας από τους στόχους της Οικονομικής και Νομισματικής Ένωσης πρέπει απαραίτητα να συνεχίσει να είναι η δημοσιονομική σταθερότητα ως όρος
για την αποτελεσματικότητα της σημαντικότατης πολιτικής απόφασης που λάβαμε όταν δρομολογήσαμε την Οικονομική και Νομισματική Ένωση και ιδιαίτερα τη δημιουργία του ενιαίου νομίσματος. Και εξακολουθεί να είναι απαραίτητο να διατηρήσουμε τον στόχο της δημοσιονομικής σταθερότητας και αυτών των τιμών αναφοράς μέσω ενός συστήματος κανόνων όπως ειπώθηκε επανειλημμένα κατά τη διάρκεια της συζήτησης.
Αλλά πρέπει επίσης να έχουμε υπόψη μας ότι ο υπέρτατος στόχος της Οικονομικής και Νομισματικής Ένωσης, η δημοσιονομική σταθερότητα των οικονομικών πολιτικών, είναι να διασφαλίσουμε περισσότερη ανάπτυξη και περισσότερη ευημερία για ορισμένους από τους συμπολίτες μας. Και κάποιοι από εσάς εξέφρασαν την άποψη ότι η συζήτηση σχετικά με την αναθεώρηση του συμφώνου θα μπορούσε ακόμη και να επηρεάσει, κατά κάποιο τρόπο, τη σταθερότητα του νομίσματός μας, του ευρώ. Δεν πιστεύω ότι ισχύει αυτό εάν η συζήτηση διεξαχθεί στα πλαίσια που έχουμε θέσει, όπως έγινε στη συζήτηση του προηγούμενου Σαββατοκύριακου στο Συμβούλιο και στη σημερινή συζήτηση στο Κοινοβούλιο.
Αυτό που συζητήθηκε είναι το γεγονός ότι η ζώνη του ευρώ και η Ευρωπαϊκή Ένωση στο σύνολό της αναπτύσσεται λιγότερο από άλλες περιοχές του κόσμου. Έχουμε περισσότερη σταθερότητα, χάρη στις αποφάσεις που έχουμε λάβει στο πλαίσιο της Οικονομικής και Νομισματικής Ένωσης, αλλά έχουμε λιγότερη ανάπτυξη. Και αυτή είναι μία απάντηση την οποία πρέπει να αναζητήσουμε όχι μόνο μέσω του Συμφώνου Σταθερότητας και Ανάπτυξης, αλλά επίσης ξαναδιαβάζοντας το, αναθεωρώντας το και αναπροσαρμόζοντάς το, εμπλουτίζοντάς το με περισσότερη οικονομική λογική, έχοντας υπόψη την ετερογένεια της Ευρωπαϊκής Ένωσης των εικοσιπέντε ως αποτέλεσμα της διεύρυνσης, έχοντας υπόψη ότι η Συνθήκη αναφέρεται επίσης στην ανάγκη να διατηρήσουμε τη βιωσιμότητα των δημόσιων οικονομικών και όχι απλώς διατηρώντας και διαφυλάσσοντας το δημοσιονομικό ισοζύγιο σε κάθε οικονομικό έτος, ελέγχοντας το δημόσιο έλλειμμα και έχοντας υπόψη ότι, κατά τη διάρκεια της εφαρμογής του Συμφώνου Σταθερότητας και Ανάπτυξης, είχε πληγεί η αξιοπιστία του, επειδή οι ισχύοντες κανόνες δεν υιοθετούνταν και δεν εφαρμόζονταν πάντοτε από το κατεξοχήν θεσμικό όργανο που θα όφειλε να το κάνει, δηλαδή το Συμβούλιο.
Ως εκ τούτου, είμαστε υποχρεωμένοι να ενισχύσουμε το σύμφωνο, το πλαίσιο της δημοσιονομικής εποπτείας και τα μέσα οικονομικής διακυβέρνησης. Και πώς πρέπει να το κάνουμε; Με περισσότερη ελαστικότητα ή με περισσότερη αυστηρότητα; Και με τα δύο.
Σε κάποια θέματα οφείλουμε να είμαστε περισσότερο ελαστικοί, επειδή η εμπειρία μας δείχνει ότι το περιθώριο ελιγμών που μας επιτρέπει η λογική ερμηνεία των κανόνων που έχουμε θεσπίσει δεν επαρκεί για να λάβουμε υπόψη τα πολύ ισχυρά επιχειρήματα που απορρέουν από την οικονομική λογική, από τη συγκεκριμένη κατάσταση της οικονομίας μίας χώρας σε μία δεδομένη χρονική στιγμή. Και σε άλλα θέματα πρέπει να είμαστε πιο αυστηροί, όπως για παράδειγμα, στην επιτήρηση της εξέλιξης του ύψους του δημόσιου χρέους ή στους μηχανισμούς εφαρμογής του Συμφώνου, τόσο στο προληπτικό όσο και στο διορθωτικό τμήμα του Συμφώνου, στον μηχανισμό υπερβολικού ελλείμματος. Οφείλουμε να λαμβάνουμε υπόψη τον οικονομικό κύκλο, να διατηρήσουμε την ισότητα στην αντιμετώπιση καθεμιάς χώρας –και αυτό είναι ένα καθήκον με το οποίο η Επιτροπή είναι ιδιαίτερα ταυτισμένη– και να διασφαλίσουμε την καλύτερη συμμόρφωση. Και οφείλουμε να συνδέσουμε καλύτερα το Σύμφωνο με τα υπόλοιπα μέσα οικονομικής διακυβέρνησης –όπως ανέφεραν αρκετοί ομιλητές απόψε– την Ατζέντα της Λισαβόνας και τους στόχους οικονομικής ανάπτυξης, ώστε να καταστεί η Οικονομική και Νομισματική Ένωση της Ευρωπαϊκής Ένωσης η πιο ανταγωνιστική περιοχή στον κόσμο και συγχρόνως η περιοχή με τη μεγαλύτερη κοινωνική συνοχή και βιωσιμότητα από περιβαλλοντικής άποψης.
Χρειάζεται για το θέμα αυτό συζήτηση; Η Επιτροπή το θεωρεί προφανές. Πρέπει αυτή η συζήτηση να διεξαχθεί σε ένα συγκεκριμένο πλαίσιο; Βέβαια, και αυτό ορίζεται στην ανακοίνωση της Επιτροπής. Πρέπει να επιδιώξουμε τη συμφωνία και τον μεγαλύτερο δυνατό βαθμό συναίνεσης στον διάλογο και τη συνεργασία μας με το Συμβούλιο; Θεωρώ ότι είναι απολύτως απαραίτητο."@el10
".
Mr President, I would firstly like to thank all the honourable Members who have contributed to this debate, sometimes with support, sometimes with critical support and sometimes simply with criticism.
The debate – and the President-in-Office of the Council, Mr Zalm, has said this as well – must lead us, and I trust that it will lead us, in November, on the second analysis by Ecofin of the adaptation and improvement of the Stability and Growth Pact, to a level of agreement and consensus between the Member States, at Council level, and between the Council and the Commission, which is even greater than the very considerable level of agreement demonstrated last weekend.
Changes to the rules will be necessary, as few as possible. In any event, the touchstone of the discussion must not be whether or not an article, an item or a paragraph of a regulation should be changed. The touchstone will be whether the reason why it has become necessary to change that regulation has been agreed, is reasonable and is in accordance with our objectives of budgetary stability, of maintaining a framework for fiscal and economic governance and of that framework preserving the stability and growth of the European Economic and Monetary Union.
Finally, Mr President, a comment on the issue often mentioned in many speeches from France and Germany. The judgment of the Court of Justice of 13 July basically considered the European Commission to be right. The Council was not entitled to act as it did last November. We must now apply the Treaty, as interpreted by the Court of Justice. The Council has no choice but to respect the Commission’s right to initiative. The Commission is the guardian of the Treaties and must therefore ensure compliance with the rules of the Treaties and their implementation by means of the Stability and Growth Pact in force and we are committed to doing this and we are going to act on the basis of the judgement of the Court of Justice.
What action are we going to take? We are following the development of the public finances of many Member States very closely, but in particular that of France and Germany during 2004, and the budgets that each of the two governments are beginning to draw up and which they will communicate for discussion to their parliaments in the coming months, before the end of the year.
At the end of October, when we will know the content of the budgetary policies formally announced by the two governments and while we await the final decision of their respective parliaments, the Commission will publish its estimate and economic forecasts and we will estimate how public debt in France and Germany may develop in 2004 – we could practically give an accurate estimate now, but I would prefer to wait until October – and our estimate for 2005.
On the basis of the Commission’s economic forecasts and with the precise information we will have in the weeks following the publication of those assessments of the real and concrete content of the budgetary policies agreed by both of those countries for 2005, the Commission, employing its right to initiative and carrying out its duty fully, will tell the Council what its proposal is. The Council will have to take the appropriate decisions, of course, in a climate of cooperation, but naturally with the greatest respect for the principles and rules laid down in the Treaties and in the regulations in force in the field of budgetary stability.
All these contributions will be extremely useful for me as I carry out my future duties as Commissioner responsible, insofar as it falls to me, for carrying out this adaptation and improvement of the Stability and Growth Pact and of economic governance in general, and they seem to me extremely useful in terms of communicating arguments and objectives on such an important issue as the economy of the Member States of the Union and of the European Union as a whole from Parliament to the public.
I would like to say once again – I have done so in my initial speech and it has been said in several of your speeches, but I want to repeat it in this final speech – that the Treaty is not in question, nor what the Treaty says about public finances and about budgetary stability. The limit of 3% of GDP for the public deficits of the Member States of the Economic and Monetary Union and the limit of 60%, in relation to GDP, for public debt remain in force. The countries that are not complying with these limits are obliged to do so.
They do not remain in force for no good reason, but because one of the objectives of the Economic and Monetary Union must continue to be budgetary stability as a
condition for the effectiveness of the extremely important political decision we took when launching the Economic and Monetary Union and, in particular, the creation of the single currency. And it is still necessary to preserve the objective of budgetary stability and those reference values by means of the system of rules – as has been said on many occasions during the debate.
But we must also be aware that the ultimate objective of the Economic and Monetary Union, of the budgetary stability of economic policies, is to guarantee more growth and well-being for some of our citizens. And some of you have expressed the opinion that the debate on the reform of the pact could even in some way affect the stability of our currency, the euro. I do not believe that is the case if the debate is held within the limits we have set for it as in the Council last weekend and as in this debate today in Parliament.
What has been discussed is the fact that the eurozone and the European Union as a whole are growing less than other areas of the world. We have more stability, thanks to the decisions we have taken within the framework of the Economic and Monetary Union, but we have less growth. And that is a response we must find not only through the instrument of the Stability and Growth Pact, but also by rereading it, revising it and adapting it, introducing more economic rationality into it, taking account of the heterogeneous nature of the European Union of 25 following enlargement, taking account of the fact that the Treaty also talks about the need to preserve the sustainability of public finances and not just of preserving and ensuring budgetary balance in each financial year, by monitoring public deficit, and bearing in mind that, over the years the Stability and Growth Pact has been applied, its credibility has suffered because the rules in force have not always been adopted and applied by the institution which must ultimately do so, which is the Council.
We must therefore strengthen the pact, the framework for budgetary surveillance and our instruments for economic governance. And how must we do this? With more flexibility or more rigour? With both things.
In certain respects, we must be more flexible, because experience shows us that the room for manoeuvre, which a reasonable interpretation of the rules we decided upon allows us, is not sufficient to take account of very powerful arguments arising from economic rationality, from the specific situation of the economy of the country at a particular time. And in other respects we must be more rigorous, such as in our surveillance of the evolution of levels of public debt or in the mechanisms for application of the Pact for example, both in the preventive part and in the corrective part of the Pact, in the excessive deficit mechanism. We must take account of the economic cycle, preserve equality of treatment for each and every country – and this is a task the Commission identifies itself with in particular – and ensure better compliance. And we must link the Pact better with the other instruments of economic governance – as many speakers have said this afternoon – the Lisbon Agenda and the economic growth objectives in order to make the European Union’s Economic and Monetary Union the most competitive area in the world and, at the same time, the most socially cohesive and the most sustainable from an environmental point of view.
Does this require a debate? The Commission believes this is obvious. Should this debate take place within a certain limits? Of course, and that is established in the Commission's Communication. Must we seek agreement and the greatest possible degree of consensus in our dialogue and cooperation with the Council? I believe this is absolutely essential."@en4
"Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no sólo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no sólo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, éste ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@et5
".
Arvoisa puhemies, kiitän aluksi kaikkia parlamentin jäseniä, jotka ovat osallistuneet tähän keskusteluun joko antamalla tukensa, kenties kritiikin säestämänä, tai pelkästään esittämällä kritiikkiä.
Neuvoston puheenjohtaja Zalm ilmaisi osuvasti, että keskustelun on ohjattava meitä. Luotan siihen, että se ohjaa meidät marraskuussa, vakaus- ja kasvusopimuksen mukauttamista ja parantamista koskevassa Ecofin-neuvoston toisessa analyysissa vielä kattavampaan jäsenvaltioiden väliseen, neuvoston sisäiseen ja neuvoston ja komission väliseen sopuun ja yhteisymmärrykseen kuin viime viikonloppuna.
Sääntöihin on tehtävä vain välttämättömimmät muutokset. Keskustelun koetinkivenä ei missään tapauksessa pidä olla jonkin asetuksen artiklan, kohdan tai kappaleen muuttaminen. Koetinkivenä on, pääsemmekö yhteisymmärrykseen asetuksen muuttamisen syystä, onko tämä muutos järkevä ja vastaako se tavoitteitamme, joita ovat valtiontalouden tasapaino, verotuksen ja talouden ohjausjärjestelmän säilyttäminen sekä vakauden ja kasvun ylläpitäminen Euroopan talous- ja rahaliitossa kyseisen järjestelmän avulla.
Arvoisa puhemies, lopuksi vielä huomautus aiheesta, joka mainittiin monissa Ranskan ja Saksan puheenvuoroissa. Tuomioistuimen 13. heinäkuuta antamassa tuomiossa katsottiin Euroopan komission olevan pohjimmiltaan oikeassa. Neuvostolla ei ollut valtuuksia toimia siten, kuin se teki viime marraskuussa. Meidän on nyt sovellettava perustamissopimusta tuomioistuimen tulkinnan mukaisesti. Neuvostolla ei ole muuta vaihtoehtoa kuin kunnioittaa komission aloiteoikeutta. Komissio on perustamissopimusten vartija, ja sen on siksi varmistettava perustamissopimusten määräysten noudattaminen ja täytäntöönpano voimassa olevan vakaus- ja kasvusopimuksen avulla, ja olemme sitoutuneet tekemään niin ja aiomme toimia tuomioistuimen antaman tuomion mukaisesti.
Mitä toimia aiomme toteuttaa? Seuraamme tarkoin julkisen talouden kehitystä useissa jäsenvaltioissa, mutta varsinkin Ranskassa ja Saksassa vuonna 2004. Seuraamme myös talousarvioita, joita kumpaisenkin valtion hallitukset ryhtyvät laatimaan ja jotka ne julkistavat keskustelua varten parlamenteilleen lähikuukausina, ennen vuoden loppua.
Lokakuun lopussa, kun molemmat hallitukset antavat virallisen ilmoituksen finanssipolitiikan sisällöstä ja kun odotamme niiden parlamenttien lopullista päätöstä, komissio julkaisee arvionsa ja talousennusteensa, ja me arvioimme julkisen velan mahdollista kehitystä Ranskassa ja Saksassa vuonna 2004 – voisimme käytännössä antaa tarkan arvion jo nyt, mutta odottaisin mieluummin lokakuuhun saakka – ja esitämme arviomme vuodesta 2005.
Komission talousennusteiden perusteella ja niiden tarkkojen tietojen avulla, jotka saamme kummankin valtion vuodelle 2005 hyväksymän finanssipolitiikan todellisesta ja konkreettisesta sisällöstä tehtyjen arvioiden julkaisemisen jälkeisinä viikkoina, komissio käyttää aloiteoikeuttaan hoitaen täysimittaisesti velvoitteensa ja ilmoittaa neuvostolle ehdotuksensa. Neuvoston on tehtävä asianmukaiset päätökset yhteistyön hengessä, mutta kuitenkin niin, että se noudattaa tunnollisesti perustamissopimuksen periaatteita ja määräyksiä sekä talousarvion vakaudesta annettujen voimassa olevien asetusten säännöksiä.
Kaikki nämä puheenvuorot ovat erittäin hyödyllisiä, mikäli saan tulevaisuudessa hoitaakseni vakaus- ja kasvusopimuksen sekä yleisesti talouden hallinnoinnin mukauttamisesta ja parantamisesta vastaavan komission jäsenen tehtävät. Mielestäni ne ovat erittäin hyödyllisiä myös perusteluiden ja tavoitteiden välittämiseksi parlamentilta kansalaisille niinkin tärkeästä aiheesta kuin unionin jäsenvaltioiden ja koko Euroopan unionin talous.
Haluan vielä toistaa – tein sen alustuspuheenvuorossani, ja se on todettu useissa teidän pitämissänne puheenvuoroissa, mutta haluan toistaa sen tässä viimeisessä puheenvuorossa – ettei perustamissopimusta eikä sen määräyksiä julkisesta taloudesta ja talousarvion tasapainosta aseteta kyseenalaiseksi. Talous- ja rahaliiton jäsenvaltioiden julkisen alijäämän yläraja, 3 prosenttia suhteessa BKT:seen, ja velan määrä, 60 prosenttia suhteessa BKT:seen, säilyvät edelleen voimassa. Ne valtiot, jotka eivät noudata näitä rajoja, ovat velvollisia niin tekemään.
Nämä rajat eivät ole voimassa syyttä suotta, vaan koska yksi talous- ja rahaliiton tavoitteista on jatkossakin talousarvion vakaus. Se on ehdoton edellytys talous- ja rahaliiton käynnistämisen yhteydessä tekemämme äärimmäisen tärkeän poliittisen päätöksen toimivuudelle ja varsinkin yhtenäisvaluutan käyttöönotolle. On edelleenkin tarpeen säilyttää julkisen talouden vakautta koskeva tavoite ja kyseiset viitearvot sääntöihin perustuvan järjestelmän avulla, kuten tässä keskustelussa on useaan otteeseen todettu.
Meidän on kuitenkin myös ymmärrettävä, että talous- ja rahaliiton sekä talouspolitiikan budjettivakauden perimmäinen tavoite on suuremman kasvun ja hyvinvoinnin takaaminen osalle kansalaisistamme. Jotkut teistä ovat olleet sitä mieltä, että keskustelu sopimuksen uudistamisesta voisi jopa jollain tavoin vaikuttaa valuuttamme euron vakauteen. En usko niin käyvän, jos keskustelu pysyy niissä rajoissa, jotka asetimme sille viime viikonloppuna neuvostossa ja tänään tässä parlamentin keskustelussa.
Olemme keskustelleet siitä, että kasvu euroalueella ja koko Euroopan unionissa on vähäisempää kuin muualla maailmassa. Talous- ja rahaliitossa tekemiemme päätösten ansiosta vakautemme on suurempi, mutta kasvu vähäisempää. Tähän meidän on löydettävä vastaus paitsi vakaus- ja kasvusopimuksen avulla myös tulkitsemalla sitä uudelleen, tarkistamalla ja mukauttamalla sitä ja tekemällä siitä taloudellisesti järkevämmän. On myös otettava huomioon laajentuneen, 25 jäsenvaltion Euroopan unionin heterogeenisuus ja se, että perustamissopimuksessa määrätään ylläpitämään julkisen talouden kestävyyttä, eikä ainoastaan varmistamaan julkisen talouden tasapaino kunakin varainhoitovuonna seuraamalla julkista alijäämää. Lisäksi on pidettävä mielessä, että kun vakaus- ja kasvusopimusta on sovellettu vuosien mittaan, sen uskottavuus on kärsinyt, koska neuvosto, jonka on viime kädessä hyväksyttävä voimassa olevat säännöt ja sovellettava niitä, ei aina ole tehnyt niin.
Siksi meidän on vahvistettava sopimusta, julkisen talouden valvontajärjestelmää ja talouden hallinnoinnin välineitämme. Miten tämä on tehtävä? Lisäämällä joustavuutta vai ankaruutta? Molempia.
Tietyssä suhteessa meidän on oltava joustavampia, koska kokemus osoittaa, että sopimiemme sääntöjen joustavalla tulkinnalla emme saa aikaan riittävää liikkumavaraa, jotta voisimme ottaa huomioon ne voimakkaat perusteet, jotka johtuvat taloudellisista syistä, tietyn valtion senhetkisestä taloudellisesta tilanteesta. Toisiin asioihin taas on suhtauduttava tiukemmin, kuten esimerkiksi julkisen velan kehityksen valvontaan tai sopimuksen soveltamismekanismeihin sekä sopimuksen ennaltaehkäisevässä että ohjaavassa osassa, johon kuuluu liiallisia alijäämiä koskeva menettely. Meidän on otettava huomioon taloussuhdanteet, kohdeltava jokaista maata yhdenmukaisesti – tähän tehtävään erityisesti komissio haluaa paneutua – ja varmistettava sääntöjen tunnollisempi noudattaminen. Lisäksi sopimus on liitettävä tiiviimmin muihin talouden hallinnoinnin välineisiin – kuten monet puhujat ovat tänä iltapäivänä todenneet – Lissabonin toimintaohjelmaan ja talouden kasvutavoitteisiin, jotta Euroopan unionin talous- ja rahaliitosta tulisi maailman kilpailukykyisin alue, joka on samalla sosiaalisesti yhtenäisin ja toimii ympäristön kannalta kestävimmällä tavalla.
Edellyttääkö tämä keskustelua? Komission mielestä se on ilmeistä. Onko tätä keskustelua käytävä tietyissä rajoissa? Luonnollisesti, ja tämä on vahvistettu komission tiedonannossa. Onko meidän tavoiteltava sopua ja suurinta mahdollista yhteisymmärrystä vuoropuhelussamme ja yhteistyössämme neuvoston kanssa? Mielestäni se on aivan oleellista."@fi7
".
Monsieur le Président, je voudrais tout d’abord remercier tous les députés qui ont contribué à ce débat, en apportant tantôt leur soutien, tantôt leur soutien critique, tantôt leurs seules critiques.
Le président en exercice du Conseil, M. Zalm, l’a déclaré également: en novembre, après la seconde analyse par le Conseil Écofin de l’adaptation et de l’amélioration du pacte de stabilité et de croissance, ce débat doit nous mener - et nous mènera, j’en suis convaincu - à un niveau d’accord et de consensus, entre les États membres au niveau du Conseil et entre le Conseil et la Commission, qui sera plus grand encore que le niveau d’accord très élevé que nous avons pu constater le week-end dernier.
Des changements par rapport aux règles - les plus limités possibles - seront nécessaires. Quoi qu’il en soit, la pierre de touche de la discussion ne doit pas être le fait de savoir si un article, un point ou un paragraphe d’un règlement doit être changé ou pas. Le critère sera plutôt de savoir si la raison qui a rendu nécessaire le changement de ce règlement a fait l’objet d’un accord, si elle est raisonnable et conforme à nos objectifs de stabilité budgétaire, de maintien d’un cadre de gouvernance budgétaire et économique et de préservation, via ce cadre, de la stabilité et de la croissance de l’Union économique et monétaire européenne.
Enfin, Monsieur le Président, je ferai un commentaire sur la question de la France et de l’Allemagne, maintes fois mentionnée dans de nombreux discours. L’arrêt de la Cour de justice du 13 juillet a considéré sur le fond que la Commission européenne avait raison. Le Conseil n’était pas habilité à agir comme il l’a fait en novembre dernier. Nous devons à présent appliquer le Traité tel qu’interprété par la Cour de justice. Le Conseil n’a d’autre choix que de respecter le droit d’initiative de la Commission. Cette dernière est la gardienne des Traités et doit dès lors garantir le respect des règles énoncées dans les Traités et leur mise en œuvre à l’aide du pacte de stabilité et de croissance en vigueur. C’est là notre mission, et nous agirons sur la base de l’arrêt de la Cour de justice.
Quelles actions allons-nous entreprendre? Nous suivons de très près l’évolution des finances publiques de nombreux États membres, et en particulier, pour 2004, celle de la France et de l’Allemagne, ainsi que les budgets que ces deux gouvernements commencent à rédiger et qu’ils soumettront pour débat à leurs parlements au cours des prochains mois, d’ici la fin de l’année.
Fin octobre, lorsque nous connaîtrons le contenu des politiques budgétaires formellement présentées par ces deux gouvernements et en attendant la décision finale de leurs parlements respectifs, la Commission publiera ses estimations et ses prévisions économiques, et nous évaluerons comment les dettes publiques de la France et de l’Allemagne pourraient évoluer en 2004 - nous pourrions pratiquement donner une estimation précise maintenant, mais je préfère attendre octobre - ainsi qu’en 2005, selon nos prévisions.
Sur la base des prévisions économiques de la Commission et des informations précises dont nous disposerons au cours des semaines suivant la publication de ces évaluations du contenu réel et concret des politiques budgétaires approuvées par ces deux pays pour 2005, la Commission, usant de son droit d’initiative et exerçant pleinement sa mission, dira au Conseil en quoi consistent ses propositions. Le Conseil devra naturellement prendre les décisions appropriées, dans un climat de coopération, mais bien sûr avec le plus grand respect pour les règles et principes définis dans les Traités et dans les règlements en vigueur dans le domaine de la stabilité budgétaire.
Toutes ces contributions me seront très utiles lorsque je mènerai à bien mes futures missions de commissaire chargé, pour autant que cette tâche m’échoie, d’entreprendre cette adaptation et cette amélioration du pacte de stabilité et de croissance et de gouvernance économique en général; elles me semblent extrêmement utiles en ce qu’elles transmettent du Parlement aux citoyens les arguments et les objectifs gravitant autour d’une question aussi importante que l’économie des États membres et de l’Union européenne dans son ensemble.
Je voudrais réaffirmer encore une fois - je l’ai déjà fait dans mon discours introductif et plusieurs de vos interventions y faisaient allusion également, mais je voudrais le répéter dans mon discours conclusif - que la question ne porte pas sur le Traité, ni sur ce que le Traité énonce concernant les finances publiques et la stabilité budgétaire. La limite de 3% du PIB pour les déficits publics des États membres de l’Union économique et monétaire et la limite de 60% du PIB pour la dette publique restent d’application. Les pays qui dépassent ces limites sont contraints de les respecter.
Elles ne restent pas en vigueur sans raison, mais bien parce que l’un des objectifs de l’Union économique et monétaire doit rester la stabilité budgétaire, qui est une condition sine qua non à l’efficacité de la décision politique de la plus haute importance que nous avons prise lors du lancement de l’Union économique et monétaire et, en particulier, de la création de la monnaie unique. De plus, il est toujours nécessaire de maintenir les objectifs de stabilité budgétaire et ces valeurs de référence à l’aide du système de règles - comme cela a été répété en de nombreuses occasions au cours du débat.
Mais nous devons également garder à l’esprit que l’objectif ultime de l’Union économique et monétaire, de la stabilité budgétaire des politiques économiques, est de garantir davantage de croissance et de bien-être pour un certain nombre de nos concitoyens. Et certains d’entre vous ont exprimé l’avis que le débat sur la réforme du pacte pouvait même, d’une certaine manière, affecter la stabilité de notre devise, l’euro. Je ne pense pas que cela puisse être le cas si le débat est maintenu dans les limites que nous lui avons fixées, comme au sein du Conseil le week-end dernier ou au sein du Parlement lors du débat d’aujourd’hui.
On a débattu sur le fait que la zone euro et l’Union européenne dans son ensemble connaissent une croissance moindre que d’autres régions du monde. Nous affichons une plus grande stabilité, grâce aux décisions que nous avons prises dans le cadre de l’Union économique et monétaire, mais nous avons une croissance moindre. Et nous devons y remédier non seulement via le pacte de stabilité et de croissance, mais également en le relisant, en le révisant et en l’adaptant, en y introduisant davantage de rationalité économique, en tenant compte de la nature hétérogène de l’Union européenne à vingt-cinq qui fait suite à l’élargissement, en intégrant le fait que le Traité évoque également la nécessité de préserver la viabilité des finances publiques, et pas seulement de préserver et de garantir l’équilibre budgétaire durant chaque exercice financier, en contrôlant les déficits publics, et en gardant à l’esprit qu’au fil des années au cours desquelles le pacte de stabilité et de croissance a été appliqué, sa crédibilité a été mise à mal, parce que les règles en vigueur n’ont pas toujours été adoptées et appliquées par l’institution qui en a au bout du compte la responsabilité, c’est-à-dire le Conseil.
Nous devons dès lors renforcer le pacte, le cadre de surveillance budgétaire et nos instruments de gouvernance économique. Et comment y parviendrons-nous? Avec plus de flexibilité ou davantage de rigueur? Avec les deux.
À certains égards, nous devons nous montrer plus flexibles, car l’expérience nous montre que la marge de manœuvre autorisée par une interprétation raisonnable des règles que nous avons décidées ne suffit pas à intégrer des arguments de poids dictés par la rationalité économique et par la situation économique spécifique d’un pays à une période donnée. À d’autres égards, nous devons nous montrer plus rigoureux, comme, par exemple, dans notre surveillance de l’évolution des niveaux de dette publique ou dans les mécanismes d’application du pacte, tant dans la partie préventive que dans la partie corrective du pacte, et dans le mécanisme de déficit excessif. Nous devons tenir compte du cycle économique, préserver l’égalité de traitement pour chaque pays - c’est là une tâche à laquelle la Commission s’identifie particulièrement - et garantir une meilleure application. Et nous devons - comme de nombreux orateurs l’ont déclaré cet après-midi - mieux relier le pacte aux autres instruments de gouvernance économique que sont l’agenda de Lisbonne et les objectifs de croissance économique, afin de faire de l’Union économique et monétaire de l’Union européenne la zone la plus compétitive du monde et, en même temps, celle présentant la meilleure cohésion sociale et la meilleure durabilité environnementale.
Ceci nécessite-t-il un débat? Pour la Commission, c’est une évidence. Le débat doit-il se voir apposer certaines limites? Naturellement, et cela est spécifié dans la communication de la Commission. Devons-nous rechercher l’accord et le plus haut degré de consensus possible dans notre dialogue et notre coopération avec le Conseil? Je pense que c’est absolument essentiel."@fr8
"Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no sólo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no sólo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, éste ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@hu11
"Signor Presidente, innanzi tutto desidero ringraziare tutti gli onorevoli parlamentari che sono intervenuti in questa discussione con i loro contributi, talvolta di sostegno, altre volte di appoggio critico e, altre volte, semplicemente di critica.
Come ha detto anche il Presidente in carica del Consiglio Zalm, il dibattito deve fare in modo, e io confido che così sarà, che a novembre, in occasione della seconda analisi dell’ECOFIN sull’adattamento e sul miglioramento del Patto di stabilità e di crescita, il grado di accordo e di consenso tra gli Stati membri, a livello del Consiglio, e tra il Consiglio e la Commissione, sarà persino maggiore del grado di accordo molto apprezzabile che si è evidenziato già lo scorso fine settimana.
Saranno necessari cambiamenti normativi, il meno possibile. In ogni caso, il perno della discussione non deve essere la necessità o meno di cambiare un articolo, una norma o un paragrafo di un regolamento. La discussione dovrà appurare se la ragione per la quale si rivela necessario cambiare un dato regolamento è stata stabilita, è ragionevole ed è conforme ai nostri obiettivi di stabilità di bilancio, di mantenimento di un quadro di
fiscale ed economica e se tale quadro ci serve per preservare la stabilità e la crescita dell’Unione economica e monetaria.
Infine, signor Presidente, una parola sul tema della Francia e della Germania, al quale molte volte è stato fatto riferimento in numerosi interventi. La sentenza della Corte di giustizia del 13 luglio ha dato ragione essenzialmente alla Commissione europea. Il Consiglio, lo scorso novembre, non poteva agire come ha fatto. Ora dobbiamo applicare il Trattato, come l’ha interpretato la Corte di giustizia. Il Consiglio, come non può essere altrimenti, deve rispettare il diritto di iniziativa della Commissione. La Commissione è la custode dei Trattati e, pertanto, deve preservare il rispetto delle regole dei Trattati e la loro applicazione attraverso il Patto di stabilità e di crescita vigente. Siamo impegnati in tal senso e agiremo in base alla sentenza della Corte di giustizia.
Come agiremo? Stiamo seguendo molto da vicino l’andamento delle finanze pubbliche di molti Stati membri, in particolare in Francia e in Germania durante l’esercizio 2004, e i bilanci che ciascuno di questi due governi sta cominciando a elaborare e che invierà e discuterà al parlamento nazionale nei prossimi mesi, prima della fine dell’anno.
Alla fine di ottobre, sulla base della conoscenza che avremo acquisito del contenuto delle politiche di bilancio annunciate formalmente dai due governi e in attesa della decisione finale dei rispettivi parlamenti, la Commissione pubblicherà la sua valutazione e le sue previsioni economiche e fornirà una stima di quale potrà essere l’evoluzione del disavanzo pubblico in Francia e in Germania nel 2004 –si potrebbe forse dire sin d’ora con precisione, ma preferisco aspettare fino a ottobre – e nonché una stima per il 2005.
A partire da tali previsioni economiche della Commissione e con l’informazione precisa che avremo nelle settimane successive alla pubblicazione di queste anticipazioni sul contenuto reale e concreto delle politiche di bilancio su cui si impegnerà ciascuno di questi due paesi per l’anno 2005, la Commissione, avvalendosi del suo diritto di iniziativa e assumendosi tutta la sua responsabilità, comunicherà al Consiglio la sua proposta. Il Consiglio dovrà prendere le decisioni opportune, ovviamente, in un clima di cooperazione, ma, non potrebbe essere diversamente, con il massimo rispetto dei principi e delle regole stabilite nei Trattati e nei regolamenti vigenti in materia di stabilità di bilancio.
Tutti i contributi mi sembrano straordinariamente utili per l’adempimento futuro delle mie responsabilità come Commissario incaricato di portare avanti, nell’ambito di mia competenza, questo adeguamento e miglioramento del Patto di stabilità e di crescita e, in generale, della
economica. Tali contributi mi sembrano inoltre straordinariamente utili perché il Parlamento comunichi all’opinione pubblica argomenti e obiettivi su una materia tanto importante come quella che si riferisce all’economia degli Stati membri dell’Unione e dell’insieme dell’Unione europea.
Voglio riaffermare – l’ho fatto nel mio intervento iniziale, si è evidenziato in alcuni interventi, ma desidero ripeterlo in questo intervento finale – che non è in discussione il Trattato, né quello che il Trattato stabilisce sulle finanze pubbliche e sulla stabilità di bilancio. Rimangono validi il limite del 3 per cento del PIL per i disavanzi pubblici degli Stati membri dell’Unione economica e monetaria e il limite del 60 per cento, in relazione al PIL, per il debito pubblico. I paesi che non stanno rispettando tali limiti hanno l’obbligo e l’impegno di farlo.
Rimangono validi non per caso, bensì perché uno degli obiettivi dell’Unione economica e monetaria deve necessariamente continuare a essere la stabilità di bilancio quale
per l’efficacia dell’importante decisione politica che adottiamo lanciando l’Unione economica e monetaria e, in particolare, la creazione della moneta unica. E continua a essere necessario mantenere l’obiettivo della stabilità di bilancio e quei valori di riferimento attraverso un sistema di regole – come si è detto in molte occasioni durante la discussione.
Tuttavia è anche necessario tenere presente che l’obiettivo ultimo dell’Unione economica e monetaria, della stabilità di bilancio delle politiche economiche, è garantire più crescita e più benessere per alcune categorie di cittadini. Alcuni di voi hanno espresso l’opinione che un dibattito sulla riforma del Patto poteva portare perfino a colpire, in qualche modo, la stabilità della nostra moneta, l’euro. Non lo credo possibile se il dibattito si sviluppa, come nel Consiglio dello scorso fine settimana e come nella discussione odierna in Parlamento, entro i limiti che ci siamo posti.
Si discute piuttosto del fatto che la zona euro e l’Unione europea nel suo insieme registrano una crescita inferiore a quella di altre aree del mondo. Abbiamo più stabilità, grazie alle decisioni adottate nel quadro dell’Unione economica e monetaria, ma abbiamo una crescita inferiore. Questa è una risposta che dobbiamo trovare non solo con lo strumento del Patto di stabilità e di crescita, ma anche rileggendolo, rivedendolo e adattandolo, introducendo una maggiore razionalità economica, considerando dell’eterogeneità di una Unione europea a venticinque dopo l’allargamento, tenendo conto del fatto che il Trattato parla anche della necessità di preservare la sostenibilità delle finanze pubbliche e non solo di preservare e proteggere l’equilibrio di bilancio in ognuno degli esercizi, attraverso la vigilanza nel disavanzo pubblico, nonché del fatto che, durante gli anni di applicazione del Patto di stabilità e di crescita, è sta minata la credibilità del Patto, perché le regole vigenti non sono sempre state adottate e applicate da chi deve farlo in ultima istanza, vale a dire il Consiglio.
Pertanto, dobbiamo rafforzare il Patto, il quadro di vigilanza di bilancio e i nostri strumenti di
economica. In che modo? Con più flessibilità o con più rigore? Con entrambe le cose.
In alcuni aspetti il Patto deve essere più flessibile, perché l’esperienza ci indica che il margine di manovra che ci lascia l’interpretazione ragionevole delle regole che noi stessi decidiamo, non è sufficiente per tenere conto di argomenti molto forti che derivano dalla razionalità economica, dalla situazione concreta dell’economia di un paese in un determinato momento. E, in altri aspetti, dobbiamo essere più rigorosi, come, per esempio, nella sorveglianza dell’evoluzione dei livelli di debito pubblico o nei meccanismi di applicazione del Patto, tanto nella parte preventiva quanto nella parte correttiva del Patto relativa al meccanismo per i disavanzi eccessivi. Dobbiamo tenere conto del ciclo economico, preservare la parità di trattamento per tutti i paesi – ed è un compito al quale la Commissione si sente particolarmente legata –, nonché assicurare una migliore attuazione. Dobbiamo collegare meglio lo strumento del Patto con gli altri strumenti di
economica – come è stato detto in molti interventi questo pomeriggio –, l’Agenda di Lisbona e gli obiettivi di crescita economica per fare dell’Unione economica e monetaria dell’Unione europea la zona del mondo più competitiva e, contemporaneamente, più socialmente coesa e più sostenibile dal punto di vista ambientale.
Per questo è necessario un dibattito? Alla Commissione sembra evidente. Questo dibattito deve svilupparsi in un determinato limite? Ovviamente sì, e così stabilisce la comunicazione della Commissione. Dobbiamo cercare la cooperazione e il maggiore grado di consenso possibile nel nostro dialogo e collaborazione con il Consiglio? Mi sembra un imperativo che non possiamo ignorare."@it12
"Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no sólo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no sólo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, éste ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@lt14
"Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no sólo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no sólo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, éste ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@lv13
"Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no sólo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no sólo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, éste ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@mt15
"Mijnheer de Voorzitter, in de eerste plaats wil ik alle afgevaardigden bedanken voor hun bijdragen aan dit debat, waarin sommigen hun steun hebben betuigd, anderen hun kritische steun, en waarin weer anderen gewoon kritiek hebben gegeven.
Zoals de heer Zalm, de fungerend voorzitter van de Raad, al zei, moet die discussie ertoe leiden – en ik vertrouw er op dat zij dat ook zal doen – dat de overeenstemming en de consensus tussen de lidstaten, binnen de Raad, en tussen de Raad en de Commissie in november, in de tweede analyse van de aanpassing en verbetering van het stabiliteits- en groeipact door Ecofin, nog groter zullen zijn dan de al aanzienlijke mate van overeenstemming die het afgelopen weekend te zien heeft gegeven.
De regelgeving zal hier en daar moeten worden gewijzigd, maar liefst zo min mogelijk. In elk geval dient het zwaartepunt van die discussie niet te liggen bij de vraag of een artikel, regel of alinea van een verordening al dan niet moet worden gewijzigd. Het zwaartepunt dient te liggen bij de vraag of er overeenstemming is bereikt over de reden waarom wijziging van die verordening nodig is gebleken, of de wijziging op goede gronden berust, en of die reden klopt met onze doelstellingen voor begrotingsstabiliteit met het oog op de instandhouding van een kader van fiscale en economische
waarmee de stabiliteit en de groei van de Economische en Monetaire Unie worden veiliggesteld.
Ten slotte, mijnheer de Voorzitter, wil ik nog iets zeggen over een punt dat in een groot aantal betogen van Franse en Duitse afgevaardigden aan de orde is gesteld. In zijn uitspraak van 13 juli heeft het Hof van Justitie de Commissie grotendeels in het gelijk gesteld. De Raad is in november jongstleden zijn boekje te buiten gegaan. Nu is het zaak dat we het Verdrag toepassen conform de interpretatie van het Hof van Justitie. Daar hij niet anders kan, dient de Raad het initiatiefrecht van de Commissie te respecteren. De Commissie is de hoedster van de Verdragen, en daarom moet zij er op toezien dat de regels van de Verdragen worden nageleefd en dat de Verdragen door middel van het vigerende stabiliteits- en groeipact worden uitgewerkt. Wij hebben ons daaraan gebonden, en we zullen actie ondernemen aan de hand van de uitspraak van het Hof van Justitie.
Hoe wij actie zullen ondernemen? We houden de ontwikkeling van de overheidsfinanciën van een groot aantal lidstaten scherp in de gaten, met name die van Frankrijk en van Duitsland over het begrotingsjaar 2004, en hetzelfde doen we met de begrotingen die door deze twee regeringen worden opgesteld en die zij de komende maanden, voor het eind van het jaar, aan hun parlement zullen voorleggen.
Eind oktober zal de Commissie, met de kennis die zij dan heeft over de inhoud van het begrotingsbeleid dat deze twee regeringen dan formeel zullen hebben aangekondigd, en in afwachting van de definitieve beslissing van hun parlementen, haar raming en economische vooruitzichten publiceren. Hierin zullen we aangeven hoe de begrotingstekorten van Frankrijk en Duitsland zich in 2004 waarschijnlijk zullen ontwikkelen – we zouden nu al een accurate raming kunnen geven, maar ik wacht liever tot oktober – en wat onze raming voor 2005 is.
Op grond van deze economische vooruitzichten, en met behulp van de gedetailleerde informatie waarover we de beschikking krijgen in de weken na de publicatie van die budgettaire voorspellingen inzake de concrete inhoud van het begrotingsbeleid dat elk van deze twee regeringen voor het jaar 2005 heeft uitgestippeld, zal de Commissie, met gebruikmaking van haar initiatiefrecht en op de meest verantwoordelijke wijze, de Raad haar voorstellen voorleggen. De Raad zal, uiteraard in een sfeer van samenwerking, tot de vereiste beslissingen moeten komen, maar daarbij – en dat is het minste wat hij doen kan – zal hij zich strikt dienen te houden aan de beginselen en de normen die zijn vastgelegd in de Verdragen en in de vigerende verordeningen op het gebied van de begrotingsstabiliteit.
Al die bijdragen lijken me buitengewoon zinvol voor de toekomstige uitvoering van mijn taken als commissaris die, voor zover het zijn beleidsterrein betreft, is belast met het aanpassen en verbeteren van het stabiliteits- en groeipact, en met de economische
in het algemeen
Die bijdragen zijn ook zinvol omdat we zo, via het Parlement, de argumenten en doelstellingen inzake een zo belangrijke materie als de economie van de communautaire lidstaten en die van de Europese Unie als geheel, kunnen overdragen op het grote publiek.
Zoals ik in mijn eerste betoog al zei en zoals ook in een aantal andere betogen gezegd is, maar ik wil het hier in dit laatste betoog nog eens herhalen, is het niet zo dat er getornd wordt aan het Verdrag, noch aan wat er in het Verdrag wordt gezegd over overheidsfinanciën en begrotingsstabiliteit. We blijven vasthouden aan de 3%-norm van het BNP voor de begrotingstekorten van de lidstaten van de Economische en Monetaire Unie, net als aan de limiet van zestig procent, afgezet tegen het BNP, van de overheidsschuld. De landen die zich niet aan die normen houden, zijn door de afspraken gebonden om dat wel te doen.
Die normen blijven van kracht, niet om willekeurige redenen, maar omdat de Economische en Monetaire Unie wel moet vasthouden aan de doelstelling van de begrotingsstabiliteit, als voorwaarde
voor een doeltreffende uitvoering van ons vitale politieke besluit om de Economische en Monetaire Unie op te richten en vooral om de Europese munt in te voeren. Het blijft noodzakelijk om middels regelgeving vast te houden aan deze doelstelling van de begrotingsstabiliteit en aan die referentiewaarden - zoals tijdens deze beraadslaging veelvuldig is opgemerkt.
We moeten daarbij echter niet uit het oog verliezen dat het de ultieme doelstelling van de Economische en Monetaire Unie is, het doel van de begrotingsstabiliteit van de economische beleidsvormen, om meer groei te garanderen, en meer welvaart te genereren voor een aantal van onze burgers. Sommigen onder u hebben er op gewezen dat een discussie over de herziening van het pact zelfs de stabiliteit van ons geld, de euro, zou kunnen aantasten. Dat lijkt mij niet het geval, als die discussie tenminste wordt gevoerd binnen de door onszelf aangegeven grenzen, zoals de Raad het afgelopen weekend heeft gedaan en het Parlement hier vandaag.
Wat wel aan de orde wordt gesteld is het feit dat we in de eurozone, en in de Europese Unie als geheel, een lagere groei hebben dan andere gebieden in de wereld. Onze beslissingen in het kader van de Economische en Monetaire Unie hebben dan wel een grotere stabiliteit gebracht, maar daar staat tegenover dat onze groei lager is. We kunnen onze groei niet versterken met het instrument van het stabiliteits- en groeipact zoals het nu is, het moet worden heroverwogen, herzien, aangepast, en zijn economische rationaliteit moet worden verhoogd. Daarbij dienen we rekening te houden met het heterogene karakter van de Europese Unie, die nu als gevolg van de uitbreiding vijfentwintig lidstaten telt. Verder moeten we rekening houden met de in het Verdrag genoemde noodzaak om de gezondheid van de overheidsfinanciën op de lange termijn veilig te stellen; het is niet voldoende om in elk begrotingsjaar te streven naar een evenwichtige begroting door middel van een waakzame opstelling ten opzichte van het financieringstekort. Ten slotte is het een feit dat het stabiliteits- en groeipact in de loop der jaren aan geloofwaardigheid heeft ingeboet, omdat de van kracht zijnde regelingen niet altijd zijn doorgevoerd en toegepast door de instelling die daarvoor in laatste instantie verantwoordelijk is, te weten de Raad.
Daarom moeten we het pact versterken, het kader van onze budgettaire waakzaamheid en onze instrumenten voor de economische
Hoe moeten we dat aanpakken? Soepeler of juist met straffere hand? Op beide manieren.
In sommige opzichten moeten we ons soepeler opstellen, want de ervaring heeft geleerd dat de manoeuvreerruimte die overblijft als we onze eigen regels op een redelijke manier interpreteren, te beperkt is om rekening te houden met een aantal bijzonder sterke argumenten die voortvloeien uit de economische rationaliteit, uit de concrete situatie waarin de economie van een land op een bepaald moment verkeert. In andere opzichten is meer striktheid geboden, bijvoorbeeld inzake de follow-up van financieringstekorten, of inzake de toepassingsmechanismen van het pact, zowel in zijn preventieve als in zijn corrigerende gedeelte, in geval van buitensporige tekorten. We moeten rekening houden met de economische cyclus, we moeten de gelijke behandeling van alle landen waarborgen – een taak waartoe de Commissie zich in het bijzonder geroepen voelt – en een betere naleving van het pact garanderen. Zoals hier vanmiddag in vele betogen gezegd is, is het zaak het pact als instrument beter af te stemmen op de overige instrumenten van de economische
van de Agenda van Lissabon voor de doelstellingen van economische groei, om de Europese Unie met behulp van de Economische en Monetaire Unie tot de meest concurrerende zone ter wereld te maken, die tegelijkertijd de grootste sociale cohesie heeft en het meest duurzaam is vanuit milieuoogpunt.
Moeten we hierover in discussie gaan? De Commissie vindt beslist van wel. En moet die discussie binnen een bepaalde tijdslimiet worden gevoerd? Natuurlijk moet dat, en zo staat het ook in de mededeling van de Commissie. Moeten we de grootst mogelijke consensus zien te bereiken in onze dialoog en samenwerking met de Raad? Dat lijkt me een absolute vereiste waar we niet omheen kunnen."@nl3
"Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no sólo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no sólo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, éste ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@pl16
"Senhor Presidente, quero, em primeiro lugar, agradecer a todas as senhoras e senhores deputados que intervieram neste debate os respectivos contributos, por vezes de apoio, outras vezes de apoio crítico e outras, ainda, de simples crítica.
O debate - e o Presidente em exercício do Conselho, Sr. Zalm, também o afirmou - deve levar-nos, e confio em que o fará, em Novembro, aquando da segunda análise do Ecofin sobre a adaptação e melhoramento do Pacto de Estabilidade e Crescimento, a um grau de acordo e consenso entre os Estados-Membros, a nível do Conselho, e entre o Conselho e a Comissão, ainda mais amplo do que o já muito considerável grau de acordo verificado no fim de semana passado.
Será necessário proceder a um mínimo possível de alterações legislativas. Em todos os casos, a pedra de toque da discussão não deve centrar-se na necessidade ou não de modificar determinado artigo, disposição ou parágrafo de um regulamento. A pedra de toque será, antes, se a razão pela qual se tornou necessário modificar esse regulamento foi fruto de acordo, é razoável e está em consonância com os nossos objectivos de estabilidade orçamental, de manter um enquadramento de governança fiscal e económica e que esse enquadramento nos sirva para preservar a estabilidade e o crescimento da União Económica e Monetária.
Para terminar, Senhor Presidente, uma palavra sobre o assunto tantas vezes aflorado em muitas intervenções de França e da Alemanha. O acórdão do Tribunal de Justiça de 13 de Julho deu, basicamente, razão à Comissão Europeia. O Conselho não podia, em Novembro passado, ter agido como agiu. Agora, temos de aplicar o Tratado, tal como interpretado pelo Tribunal de Justiça. O Conselho não pode deixar de respeitar o direito de iniciativa da Comissão. A Comissão é a guardiã dos Tratados e, como tal, deve garantir o cumprimento do disposto nos Tratados e a sua aplicação através do Pacto de Estabilidade e Crescimento vigente. Somos obrigados a fazê-lo e vamos actuar com base no acórdão do Tribunal de Justiça.
De que forma vamos actuar? Estamos a seguir muito de perto a evolução das finanças públicas de muitos Estados-Membros mas, em especial, as da França e da Alemanha ao longo do exercício de 2004, bem como os orçamentos que cada um dos governos está a começar a elaborar e que serão enviados aos respectivos parlamentos e aí discutidos nos próximos meses, antes do fim do ano.
No final de Outubro, quando conhecermos o conteúdo das políticas orçamentais anunciadas formalmente pelos dois governos, e enquanto se aguarda a decisão final dos respectivos parlamentos, a Comissão publicará a sua estimativa e previsões económicas e veremos qual pode ser a evolução do défice público em França e na Alemanha em 2004 - quase o poderíamos anunciar agora com precisão, mas prefiro aguardar até Outubro - e a nossa estimativa para 2005.
A partir dessas previsões económicas da Comissão e da informação precisa que possuirmos nas semanas seguintes à publicação dessas avaliações do conteúdo concreto das políticas orçamentais propostas por cada um desses países para o ano de 2005, a Comissão, fazendo uso do seu direito de iniciativa e no cabal cumprimento das suas funções, transmitirá a sua proposta ao Conselho. Caberá a este órgão tomar as decisões oportunas num clima, decerto, de cooperação mas, evidentemente, com o máximo respeito pelos princípios e regras estabelecidas nos Tratados e nos regulamentos em vigor em matéria de estabilidade orçamental.
Todos os contributos serão extremamente úteis para poder desenvolver as minhas futuras responsabilidades como Comissário encarregado de levar avante, dentro das minhas competências, esta adaptação e melhoramento do Pacto de Estabilidade e Crescimento e, em termos gerais, da governança económica, assim como me parecem extremamente úteis como argumentos e objectivos que, a propósito de um tema tão importante como é a economia dos Estados-Membros da União e do conjunto da União Europeia, será possível, a partir do Parlamento, transmitir ao público.
Recordo - já o afirmei no meu discurso inicial e já foi referido em diversas intervenções, mas quero repeti-lo nesta intervenção final - que não está em causa nem o Tratado nem as suas disposições relativas a finanças públicas e a estabilidade orçamental. Mantêm-se em vigor o limite de 3% do PIB para os défices públicos dos Estados-Membros da União Económica e Monetária e o limite de 60%, em relação ao PIB, da dívida pública. Os países que não cumprem esses limites têm a obrigação de o fazer.
E, se tais limites se mantêm em vigor, não é por acaso, mas porque um dos objectivos da União Económica e Monetária tem de continuar a ser a estabilidade orçamental, condição
para a eficácia da importantíssima decisão política que tomámos quando lançámos a União Económica e Monetária e, em particular, quando decidimos criar a moeda única. Continua a ser necessário manter o objectivo da estabilidade orçamental e aqueles valores de referência mediante um sistema de regras - como foi dito em muitas ocasiões ao longo do debate.
Mas há que ter presente, do mesmo modo, que o objectivo último da União Económica e Monetária, da estabilidade orçamental das políticas económicas, é garantir mais crescimento e mais bem-estar para alguns dos nossos cidadãos. Alguns dos senhores deputados expressaram a opinião de que um debate sobre a reforma do pacto podia até chegar a afectar, de alguma maneira, a estabilidade da nossa moeda, o euro. Não creio que tal aconteça, desde que o debate se situe, como no Conselho do passado fim-de-semana e no debate de hoje no Parlamento, dentro dos limites que lhe impusemos.
Aquilo que foi dito é que a zona euro, e a União Europeia no seu conjunto, crescerem menos que outras zonas do mundo. Temos mais estabilidade, graças às decisões que adoptámos no âmbito da União Económica e Monetária, mas também temos menos crescimento. E a resposta para este problema tem de ser encontrada não só através do Pacto de Estabilidade e Crescimento mas relendo-o, revendo-o e adaptando-o, introduzindo nele mais racionalidade económica, tendo em conta a heterogeneidade de uma União Europeia a vinte e cinco na sequência do alargamento, tendo em conta que o Tratado também refere a necessidade de preservar a sustentabilidade das finanças públicas e não apenas de preservar e zelar pelo equilíbrio orçamental em cada exercício financeiro controlando o défice público, e tendo em mente que, ao longo dos anos em que vem sendo aplicado o Pacto de Estabilidade e Crescimento, a sua credibilidade foi afectada porque as regras em vigor nem sempre foram adoptadas e aplicadas pela instituição que, em última análise, devia fazê-lo - o Conselho.
Temos, portanto, de reforçar o Pacto, a moldura para o controlo orçamental e os nossos instrumentos de governança económica. Como fazê-lo? Com mais flexibilidade ou com mais rigor? Ambos.
Em alguns aspectos há que ser mais flexível, porque a experiência mostra-nos que a margem de manobra permitida pela interpretação razoável das regras que nós próprios decidimos não é suficiente para ter em conta argumentos muito poderosos que derivam da racionalidade económica, da situação concreta da economia de um país em determinado momento. Noutros aspectos temos de ser mais rigorosos como, por exemplo, no seguimento da evolução dos níveis de dívida pública ou nos mecanismos de aplicação do Pacto, tanto no aspecto da prevenção como no da correcção no mecanismo do défice excessivo. Há que ter em conta o ciclo económico, preservar a igualdade de tratamento de todos e cada um dos países - e esta é uma tarefa para a qual a Comissão se sente particularmente vocacionada -, assegurar um cumprimento mais cabal. E temos de melhor articular o Pacto com os demais instrumentos de governança económica - como muitos oradores referiram ao longo desta tarde -, a Agenda de Lisboa e os objectivos de crescimento económico, para fazer da União Económica e Monetária da União Europeia a zona do mundo mais competitiva e, simultaneamente, a mais coesa socialmente e a mais sustentável do ponto de vista ambiental.
Impõe-se, para tal, um debate? Para a Comissão, isso é evidente. Deverá esse debate deve ter lugar dentro de determinados limites? Sem dúvida, e a Comunicação da Comissão assim o estabelece. Devemos procurar o acordo e o maior consenso possível no nosso diálogo e cooperação com o Conselho? Julgo ser esse um imperativo impossível de ignorar."@pt17
"Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no sólo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no sólo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, éste ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@sk18
"Señor Presidente, en primer lugar quiero agradecer a todas las parlamentarias y a todos los parlamentarios que han intervenido en este debate con sus aportaciones, unas veces de apoyo, otras veces de apoyo crítico y, otras veces, simplemente de crítica.
El debate -y así lo ha dicho también el Presidente en ejercicio del Consejo, Sr. Zalm- nos debe llevar, yo confío en que nos va a llevar a que, en noviembre, en el segundo análisis que haga el Ecofin de la adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el grado de acuerdo y consenso entre los Estados miembros, al nivel del Consejo, y entre el Consejo y la Comisión, sea incluso mayor que el muy estimable grado de acuerdo que ya se ha puesto de manifiesto el fin de semana anterior.
Harán falta cambios normativos, los menos posibles. En todo caso, la piedra de toque de la discusión no debe ser si hay o no que cambiar un artículo, un precepto o un párrafo de un reglamento. La piedra de toque será si la razón por la cual se revela necesario cambiar ese reglamento ha sido acordada, es razonable y está de acuerdo con nuestros objetivos de estabilidad presupuestaria de mantener un marco de gobernanza fiscal y económica y de que ese marco nos sirva para preservar la estabilidad y el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria.
Por último, señor Presidente, una palabra sobre el asunto muchas veces aludido en muchas intervenciones de Francia y Alemania. La sentencia del Tribunal de Justicia, de 13 de julio, dio la razón básicamente a la Comisión Europea. El Consejo, en noviembre pasado, no podía actuar como lo hizo. Ahora tenemos que aplicar el Tratado, tal como lo ha interpretado el Tribunal de Justicia. El Consejo, como no puede ser de otra manera, debe respetar el derecho de iniciativa de la Comisión. La Comisión tiene la custodia de los Tratados y, por lo tanto, debe preservar el cumplimiento de las reglas de los Tratados y el desarrollo de los mismos a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento vigente y en eso estamos comprometidos y vamos actuar a partir de la sentencia del Tribunal de Justicia.
¿Cómo vamos a actuar? Estamos siguiendo muy de cerca la evolución de las finanzas públicas de muchos Estados miembros pero, en particular, la de Francia y Alemania a lo largo del ejercicio 2004, y los presupuestos que cada uno de los dos Gobiernos están empezando a elaborar y que enviarán y discutirán en sus Parlamentos en los próximos meses, antes de final de año.
A finales de octubre, con el conocimiento que tengamos entonces del contenido de las políticas presupuestarias anunciadas formalmente por los dos Gobiernos y en espera de la decisión final de sus respectivos Parlamentos, la Comisión publicará su estimación y sus previsiones económicas y estimaremos cuál puede ser la evolución del déficit público en Francia y Alemania en 2004 -casi se podría decir ahora con precisión, pero prefiero reservarme hasta octubre- y nuestra estimación para 2005.
A partir de esas previsiones económicas de la Comisión y con la información precisa que tengamos en las semanas siguientes a la publicación de esos pronósticos sobre el contenido real y concreto de las políticas presupuestarias comprometidas por cada uno de esos dos países para el año 2005, la Comisión, en uso de su derecho de iniciativa y asumiendo toda su responsabilidad, le dirá al Consejo cuál es su propuesta. El Consejo tendrá que tomar las decisiones oportunas, por supuesto, en un clima de cooperación, pero, como no podría ser menos, con el máximo respeto a los principios y a las reglas establecidas en los Tratados y en los reglamentos vigentes en materia de estabilidad presupuestaria.
Todas ellas me parecen extraordinariamente útiles para el desarrollo futuro de mis responsabilidades como Comisario encargado de llevar adelante, en el ámbito que me corresponde, esta adaptación y mejora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, en general, de la gobernanza económica, y me parecen extraordinariamente útiles para trasladar desde el Parlamento a la opinión pública argumentos y objetivos sobre una materia tan importante como la que se refiere a la economía de los Estados miembros de la Unión y del conjunto de la Unión Europea.
Quiero reafirmar -lo he hecho en mi intervención inicial, se ha puesto de manifiesto en algunas intervenciones, pero lo quiero repetir en esta intervención final- que no está en cuestión el Tratado, ni lo que el Tratado dice sobre las finanzas públicas y sobre la estabilidad presupuestaria. Siguen vigentes el límite del 3% del PIB de los déficits públicos de los Estados miembros de la Unión Económica y Monetaria y el límite del 60%, en relación con el PIB, de la deuda pública. Los países que no estén cumpliendo esos límites tienen la obligación y el compromiso de hacerlo.
Siguen vigentes no por casualidad, sino porque uno de los objetivos de la Unión Económica y Monetaria tiene necesariamente que seguir siendo la estabilidad presupuestaria como una condición
para la eficacia de la importantísima decisión política que adoptamos al lanzar la Unión Económica y Monetaria y, en particular, la creación de la moneda única. Y sigue siendo necesario preservar el objetivo de la estabilidad presupuestaria y esos valores de referencia a través de un sistema de reglas -como se ha dicho en muchas ocasiones a lo largo del debate.
Pero también es necesario tener presente que el objetivo último de la Unión Económica y Monetaria, de la estabilidad presupuestaria de las políticas económicas, es garantizar más crecimiento y más bienestar para algunos de nuestros ciudadanos. Y algunos de ustedes han referido la opinión de que un debate sobre la reforma del pacto podía llevar incluso a afectar, de algún modo, a la estabilidad de nuestra moneda, el euro. No lo creo así si el debate se desarrolla, como en el Consejo del fin de semana pasado y como en este debate de hoy en el Parlamento, dentro de los límites que nos hemos marcado para el mismo.
De lo que sí se habla es de que la zona euro y, en conjunto, la Unión Europea crece menos que otras zonas del mundo. Tenemos más estabilidad, gracias a las decisiones que hemos adoptado en el marco de la Unión Económica y Monetaria, pero tenemos menos crecimiento. Y esa sí que es una respuesta que debemos encontrar no sólo con el instrumento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino también releyéndolo, revisándolo y adaptándolo, introduciendo en él más racionalidad económica, teniendo en cuenta la heterogeneidad de una Unión Europea a veinticinco a raíz de la ampliación, teniendo en cuenta que el Tratado habla también de la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas y no sólo de preservar y velar por el equilibrio presupuestario en cada uno de los ejercicios, a través de la vigilancia del déficit público, y teniendo en cuenta que, a lo largo de los años de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, éste ha sufrido, en términos de credibilidad, porque las reglas vigentes no han sido siempre adoptadas y aplicadas por quien debe hacerlo en última instancia, que es el Consejo.
Por lo tanto, tenemos que reforzar el Pacto, el marco de vigilancia presupuestaria y nuestros instrumentos de gobernanza económica. ¿Y cómo hay que hacerlo? ¿Con más flexibilidad o con más rigor? Con ambas cosas.
En algunos aspectos hay que ser más flexible, porque la experiencia nos indica que el margen de maniobra, que nos deja la interpretación razonable de las reglas que nosotros mismos decidimos, no es suficiente para tener en cuenta argumentos muy poderosos que derivan de la racionalidad económica, de la situación concreta de la economía de un país en un momento determinado. Y, en otros aspectos, tenemos que ser más rigurosos, como, por ejemplo, en el seguimiento de la evolución de los niveles de deuda pública o en los mecanismos de aplicación del Pacto, tanto en la parte preventiva como en la parte correctora del Pacto en el mecanismo del déficit excesivo. Tenemos que tener en cuenta el ciclo económico, preservar la igualdad de trato a todos y cada uno de los países -y es una tarea a la que la Comisión se siente especialmente vinculada-, asegurar un mejor cumplimiento. Tenemos que vincular mejor el instrumento del Pacto con el resto de los instrumentos de gobernanza económica -como se ha dicho en muchas intervenciones a lo largo de esta tarde- de la Agenda de Lisboa de los objetivos de crecimiento económico para hacer de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea la zona del mundo más competitiva y, a la vez, más cohesionada socialmente y más sostenible desde el punto de vista ambiental.
¿Para ello hace falta un debate? A la Comisión le parece evidente. ¿Ese debate debe desarrollarse en un determinado límite? Por supuesto, y así lo establece la Comunicación de la Comisión. ¿Debemos buscar la cooperación y el mayor grado de consenso posible en nuestro diálogo y cooperación con el Consejo? Me parece un imperativo que no podemos ignorar."@sl19
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Herr talman! Jag vill börja med att tacka alla de ärade ledamöter som har bidragit till denna debatt, ibland med sitt stöd, ibland med kritiskt stöd och ibland helt enkelt med kritik.
Debatten – och det har också sagts av rådsordföranden Gerrit Zalm – måste i november, vid Ekofins andra analys av anpassningen och förbättringen av stabilitets- och tillväxtpakten, leda oss, och jag är övertygad om att den kommer att göra det, till en nivå av enighet och samförstånd mellan medlemsstaterna, i rådet, och mellan rådet och kommissionen, som är ännu högre än den mycket avsevärda nivå av enighet som uppvisades förra helgen.
Att ändra reglerna kommer att bli nödvändigt, men så få som möjligt. Hur som helst får kriteriet för diskussionen inte vara huruvida en artikel, en punkt eller ett stycke i en förordning skall ändras eller inte. Kriteriet kommer att vara om man har enats om skälet till varför det blivit nödvändigt att ändra denna förordning, om detta skäl är rimligt och i enlighet med våra mål för budgetstabiliteten, våra mål med att bevara en ram för det skattemässiga och ekonomiska styret och med huruvida EMU:s stabilitet och tillväxt bevaras med denna ram.
Slutligen, herr talman, en kommentar om en fråga som ofta nämnts i många franska och tyska ledamöters anföranden. EG-domstolen ansåg i grund och botten i sitt domslut av den 13 juli att Europeiska kommissionen hade rätt. Rådet hade inte rätt att agera som det gjorde i november förra året. Vi måste nu tillämpa fördraget som det tolkas av EG-domstolen. Rådet har inget annat val än att respektera kommissionens initiativrätt. Kommissionen är fördragens väktare och måste därför se till att fördragens bestämmelser följs och att de tillämpas med hjälp av den gällande stabilitets- och tillväxtpakten. Vi är förpliktade att göra detta, och vi kommer att agera utifrån EG-domstolens domslut.
Vilka åtgärder kommer vi att vidta? Vi följer upp utvecklingen av många medlemsstaters offentliga finanser mycket noga, men särskilt de offentliga finanserna i Frankrike och Tyskland under 2004, och de budgetar som var och en av de båda regeringarna håller på att utarbeta och som de kommer att lägga fram för diskussion i sina parlament under de kommande månaderna, före årsslutet.
I slutet av oktober, när vi kommer att känna till innehållet i de budgetpolitiska linjer som de båda regeringarna formellt tillkännagivit, och medan vi inväntar det slutliga beslutet från deras respektive parlament, kommer kommissionen att lägga fram sin bedömning och sina ekonomiska prognoser, och vi kommer att uppskatta hur statsskulden i Frankrike och Tyskland kan komma att utvecklas under 2004 – vi skulle praktiskt taget kunna lämna en korrekt bedömning nu, men jag skulle föredra att vänta tills i oktober – och vår bedömning för 2005.
Utifrån kommissionens ekonomiska prognoser och med den precisa information som vi kommer att få under veckorna efter tillkännagivande av dessa bedömningar av det verkliga och konkreta innehållet i de budgetpolitiska linjer som dessa båda länder fastställt för 2005, kommer kommissionen att informera rådet om sitt förslag genom att tillämpa sin initiativrätt och genomföra sina förpliktelser till fullo. Rådet måste naturligtvis fatta de lämpliga besluten i en samarbetsanda, men naturligtvis med största respekt för de principer och bestämmelser som föreskrivs i fördragen och i de gällande förordningarna på området för budgetstabilitet.
Alla dessa bidrag kommer att vara oerhört användbara för mig när jag utför mina framtida uppgifter som kommissionär med ansvar för att genomföra denna anpassning och förbättring av stabilitets- och tillväxtpakten och av det ekonomiska styret i stort, i den utsträckning som detta åligger mig. Jag uppfattar dessa bidrag som oerhört användbara när det gäller att föra fram argument och målsättningar från parlamentets sida till allmänheten i en så viktig fråga som unionsmedlemsstaternas och EU:s ekonomi som helhet.
Jag vill återigen säga – jag nämnde det i mitt inledningsanförande, och ni har sagt det i flera av era anföranden, men jag vill upprepa det i detta avslutande anförande – att fördraget inte ifrågasätts, och inte heller vad som föreskrivs om offentliga finanser och budgetstabilitet i fördraget. Gränsen på 3 procent av BNP för underskott i de offentliga finanserna i Ekonomiska och monetära unionens medlemsstater och gränsen på 60 procent, i relation till BNP, för statsskulder kvarstår. De länder som inte följer dessa gränser måste göra det.
Gränserna kvarstår inte utan goda skäl, utan för att en av EMU:s målsättningar även fortsatt måste vara att budgetstabilitet skall vara ett oeftergivligt villkor för effektiviteten hos det oerhört viktiga politiska beslut som vi fattade när vi inrättade Ekonomiska och monetära unionen och särskilt den gemensamma valutan. Och det är fortfarande nödvändigt att målsättningen för budgetstabiliteten och dessa referensvärden bevaras med hjälp av regelsystemet – vilket har sagts vid många tillfällen under debatten.
Men vi måste också vara medvetna om att det slutgiltiga målet för EMU, och för budgetstabiliteten hos den ekonomiska politiken, är att garantera högre tillväxt och ökat välmående för vissa av våra medborgare. Och några av er framförde åsikten att debatten om reformen av pakten till och med på ett sätt skulle kunna påverka stabiliteten hos vår valuta, euron. Jag tror inte att så är fallet om debatten hålls inom de gränser som vi fastställde för den i rådet förra helgen och i denna debatt i parlamentet i dag.
Vad som har diskuterats är det faktum att euroområdet och Europeiska unionen som helhet har lägre tillväxt än andra områden i världen. Vår stabilitet är större, tack vare de beslut som vi fattat inom ramen för EMU, men vår tillväxt är lägre. Och vi måste finna ett svar på detta, inte bara genom verktyget med stabilitets- och tillväxtpakten, utan också genom att åter gå igenom pakten, se över den och anpassa den, och göra den mer ekonomiskt förnuftig. Det måste vi göra genom att beakta den heterogena karaktären hos en europeisk union med 25 medlemsstater till följd av utvidgningen, genom att beakta det faktum att det i fördraget också talas om behovet av att bevara hållbarheten hos de offentliga finanserna och inte bara att bevara och garantera budgetbalansen för varje räkenskapsår, genom att övervaka underskotten i de offentliga finanserna och genom att komma ihåg att under de år som stabilitets- och tillväxtpakten har tillämpats har dess trovärdighet blivit lidande på grund av att de gällande reglerna inte alltid har anpassats och tillämpats av den institution som i slutändan måste göra det, nämligen rådet.
Vi måste därför stärka pakten, ramen för budgetövervakningen och våra instrument för ekonomiskt styre. Och hur skall vi göra det? Med större flexibilitet eller mer stränghet? Med båda dessa.
I vissa hänseenden måste vi vara mer flexibla, eftersom erfarenheten visar att manövermarginalen, som vi får genom en rimlig tolkning av de regler som vi beslutat om, inte är tillräcklig för att beakta mycket kraftfulla argument som kommer av ekonomiskt förnuft, och av den specifika situationen för ekonomin i ett land vid en viss tidpunkt. Och i andra hänseenden måste vi vara mer rigorösa, som till exempel när det gäller vår övervakning av utvecklingen av nivåerna för statsskulderna eller mekanismerna för paktens tillämpning, både när det gäller paktens förebyggande och åtgärdande del, i mekanismen för alltför stort underskott. Vi måste beakta den ekonomiska cykeln, fortsätta att behandla varje land jämlikt – och det är en uppgift som särskilt kommissionen identifierar sig med – och garantera större regellydnad. Och vi måste förena pakten bättre med de andra verktygen för ekonomiskt styre – vilket många talare har sagt i eftermiddag – med Lissabonstrategin och de ekonomiska tillväxtmålen i syfte att göra EU:s Ekonomiska och monetära union till det mest konkurrenskraftiga området i världen, och samtidigt det mest socialt sammanhängande och det mest hållbara området i världen ur miljösynvinkel.
Kräver detta en debatt? Kommissionen anser att det är uppenbart. Borde denna debatt äga rum inom vissa gränser? Naturligtvis, och det fastställs i kommissionens meddelande. Måste vi sträva efter enighet och högsta möjliga samförståndsnivå i vår dialog och vårt samarbete med rådet? Det anser jag är absolut grundläggande."@sv21
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